Grave situación económica de las familias
Con excepción de algunas “que gozan de holgada situación económica” la mayoría de familias peruanas viene sufriendo una muy difícil situación de supervivencia que viene desde antes del Bicentenario. En los últimos años, durante la Presidencia de Kuczynski y luego de su caída con su reemplazante Vizcarra, era evidente la precariedad económica para la gran mayoría de la población nacional.
Las elecciones extraordinarias para el Congreso y con la campaña electoral para las elecciones del 2021, paulatinamente se espantó a los empresarios nacionales y extranjeros que tenían temor de invertir en el Perú. La pandemia de la covid-19, en marzo de 2020, determinó el cierre de centros de trabajo dejando sin empleo y obviamente sin remuneraciones a los asalariados, incrementando la informalidad y la pobreza extrema. Se sumó a los “pregones” de políticos aspirantes a Presidente generando la incertidumbre económica nacional. El resultado de la primera vuelta para la elección presidencial y “las propuestas” del candidato “del mal menor” terminó por ahuyentar a los inversionistas. Su elección y su actitud gubernativa aunada a su confrontación política con congresistas, incrementó la ausencia de empresarios.
La consecuencia de todo ello determinó una crisis económica. Persiste la carencia de inversiones nacionales y de extranjeros que impiden la constitución de centros de trabajo para generar nuevos empleos. Persisten empresas inactivas ya por mucho tiempo dejando a sus asalariados sin trabajo. Consecuencia: falta de medios de subsistencia para las familias y el incremento de la pobreza. Otros hechos que han repercutido en esa grave situación es la pérdida del valor de nuestra moneda, la carencia de empleos remunerados, el incremento de la inflación, la elevación constante de los precios de los artículos alimentarios, la falta de una política económica eficiente y también la confrontación del Presidente con congresistas. Los gobernantes desde la Presidencia y el Congreso, con la creencia que se “convertirán” en populares, sin medir las consecuencias, han “acudido” a “repartir bonos” y a destrozar los fondos jubilatorios en las AFP y la CTS generando la desgracia futura para los trabajadores cuando sean ancianos.
Las poblaciones persistirán en salir a calles y plazas no solamente para pedir la vacancia presidencial e inmediatas elecciones generales sino para resolver positivamente la reapertura del trabajo en minas garantizando también el derecho de las comunidades, así como las inversiones nacionales y extranjeras para crear nuevos centros productivos de preferencia para bienes de exportación con lo que habrá miles de empleos remunerados. Necesitamos detener la pobreza y la inflación. Resolver el problema alimentario con mayor producción agrícola y menores precios.
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