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Guerra de tronos en el Ministerio Público

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Fecha Publicación: 19/06/2025 - 21:50
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El Perú es testigo de una vergonzosa guerra de poderes. Lima se ha convertido en el escenario de una pelea obscena por el control del Ministerio Público. Es una lucha por tronos donde los peruanos somos tratados como simples bolitas de ping-pong, rebotando entre facciones criminales.
Dos bandos, igualmente despreciables, se disputan el poder: uno liderado por Patricia Benavides, el otro por Delia Espinoza. Ambas han sido piezas clave para que el Ministerio Público se convierta en una de las instituciones más corruptas y desprestigiadas. Se olvidaron de su verdadero rol: defender la legalidad y proteger al pueblo, no sus intereses personales ni ambiciones.
Las vemos pelear como boxeadoras de barrio por no soltar la mamadera del poder. La podredumbre se les nota, y el pueblo lo ve con indignación. Ya sin máscaras, han demostrado que no les interesa la sociedad, sino defender su propia suciedad.
El Ministerio Público, garante del orden y la justicia, fue secuestrado hace años por delincuentes de cuello y corbata. Permitieron que un truhán lo manejara como su chacra, ordenando y sometiendo a fiscales, jueces y políticos.
¿Estado de derecho? ¡No hay! ¡No existe! Fue enterrado por mafias disfrazadas de fiscales supremos. ¡Hipócritas! Ayer exigían respeto a la ley, hoy se revuelcan en el lodo de su propia miseria. Ahora el veneno que sembraron se lo están tragando ellos mismos.
La solución no vendrá de ellos. Tiene que surgir de los pocos fiscales honestos que aún quedan. ¡A esos fiscales peruanos de bien les digo: sacúdanse, límpiense y sepárense del estiércol que los ahoga! Es hora de buscar un liderazgo genuino —hombre o mujer— que se ponga de pie y exija que Benavides y Espinoza den un paso al costado.
Pero ojo: Lima no es el Perú entero. Mientras estos corruptos se pelean por tronos, en la Amazonía y la sierra la gente grita en silencio. ¡Y ese grito es de dolor, impotencia y abandono!
¿Saben lo que ocurre en nuestra selva y sierra? ¡Deforestación total! ¡Contaminación brutal! ¡Contaminación de sangre! porque nuestros niños mueren de anemia y nadie hace nada. ¡Contaminación de dignidad! porque la trata de menores y los abusos sexuales se han vuelto cotidianos en zonas olvidadas. ¡VIH desbordado!
Y mientras tanto, las autoridades con aire acondicionado en Lima siguen mirando su ombligo, atrapadas en su asqueroso juego de poder. ¿Hasta cuándo?
No podemos centrarnos solo en los escándalos limeños mientras la sangre corre en los ríos amazónicos. Si no defendemos a nuestros hermanos del interior, no estamos defendiendo al Perú.
¡El dolor de la Amazonía y de la sierra es el dolor de la patria entera! ¡Perú no es su botín, Perú es de los peruanos!
He dicho.

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