¡Hable ya, presidenta Boluarte!
En tiempos turbulentos –como por los que ahora atraviesa el Perú- el silencio de sus autoridades es uno de los peores consejos. Y son tiempos turbulentos, porque una turba extremista aterroriza a la población con marchas cargadas de violencia, preparadas por la mafia sudaca conocida como “Foro de Sao Paulo” para manipular a una juventud extremista, fácilmente doblegable, envenenada por la prédica terrorista que retransmite el mensaje aniquilador del genocida abimael guzman. Las mayorías -siempre contrarias a la violencia- son víctimas de una afiebrada y criminal minoría, provista de armamento mortal y decidida a asesinar a quienes se le coloquen delante, y/o desobedezcan sus ucases. Una minoría que procura sentirse todopoderosa y libre para hacer lo que le parezca. A la par de ganarse unos soles provenientes del narcotráfico y otros crímenes sociales que, al final de la jornada, le reparten los jerarcas del foro de marras que dosifica las asonadas a lo largo y ancho de nuestro vasto territorio.
En consecuencia, el hecho que la presidenta del Perú, Dina Boluarte, guarde silencio en estos instantes es un pésimo síntoma -y muy mal mensaje- para las grandes mayorías nacionales, que rechazan esta rebelión orquestada por la izquierda latinoamericana, decidida a incorporar forzadamente al Perú al gulag sudaca que integran varios países vecinos que siguen los nefastos ejemplos de Venezuela, Cuba o Nicaragua. Si bien no puede pedirle peras al olmo, es evidente que, como jefe de Estado de un país amenazado por el comunismo transnacional -a través de los jefes de Estado de naciones latinoamericanas, como ocurre con México, Chile, Bolivia, Argentina-, la presidenta Dina Boluarte está obligada a sacar la cara por su gobierno y a mantener a la ciudadanía bien informada de los acontecimientos, en todo momento. Una semana de silencio –como lleva la jefa del Estado- es devastadora para una sociedad intimidada por las hordas asesinas del genocidio bolchevique que lideran los Bellido, Cerrón y otros violentistas hermanados en todo momento a sendero luminoso. ¡Hable ya, presidenta Boluarte!
La demora en la toma de decisiones es otro componente nefasto para la gente que espera medidas eficaces -pero a la vez inmediatas- de quien lidera el país. Vemos en demasiados casos que las incertidumbres de las autoridades causan postergaciones de medidas que, cuando finalmente se adoptan, resultan nulas o de muy magra eficacia, produciendo consecuentemente el efecto contrario al esperado. El caso de Evo Morales es manifiestamente claro. Probablemente, la mayor proporción del armamento –y de las municiones- que viene utilizando la soldadesca terrorista que asola vastas zonas afectadas por la violencia -como Puno, Juliaca, Arequipa, Tacna, Ica, etc.- proviene de Bolivia. Y posiblemente su compra haya sido financiada con dinero del narcoterrorismo, la minería y tala ilegal, entre otros sectores criminales. Al respecto, ayer EXPRESO publicó una información irrefutable y simultáneamente indignante. ¿Cuántos fallecimientos, cuántos heridos, cuánta destrucción de infraestructura, de activos públicos y privados, etc., se hubiese evitado, si la orden de impedirle el ingreso a Morales se hubiera dado cuando, desde esta espacio, se lo reclamamos al gobierno?
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