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“Haced lo que él os diga”

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Fecha Publicación: 18/01/2025 - 22:30
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Queridos hermanos, hoy celebramos el Segundo Domingo del Tiempo Ordinario, y en las lecturas encontramos un mensaje lleno de esperanza y renovación. El profeta Isaías nos dice: “Por amor de Sion no callaré y por amor de Jerusalén no descansaré”.
Este llamado nos recuerda que el hombre, lejos de Dios, vive agitado, estresado y perdido. ¿Dónde encuentra verdadero descanso el hombre? En Dios. Jesús mismo halló descanso en hacer la voluntad del Padre, aun cuando esto implicó subir a la cruz. Isaías nos dice que los pueblos verán nuestra justicia y que se nos dará un nombre nuevo. Este nombre nuevo es el que Jesús nos trae: el del hombre nuevo, el hombre del Espíritu Santo, rescatado del pecado y reconciliado con Dios.
El profeta continúa: “Ya no te llamarán abandonada ni a tu tierra devastada, porque el Señor será tu esposo”. Este pasaje nos recuerda que la Iglesia es la Esposa de Cristo, y Él es quien nos llena de vida, esperanza y sentido.
En el Salmo 95 proclamamos: “Contad las maravillas del Señor a todas las naciones”. Bendecimos su nombre porque Él nos da la vida y nos llama a proclamar su grandeza. Personalmente, cada mañana, incluso antes del amanecer, alabo y doy gracias a Dios por su infinita bondad. Él gobierna con rectitud y nos invita a postrarnos ante su presencia.
Hoy, más que nunca, necesitamos profetas que anuncien la verdad del Evangelio y sean testigos de Jesucristo. Vivimos en un mundo lleno de confusión, donde parece que gobiernan el demonio, el mundo y la carne. Pidamos al Señor que surjan profetas y líderes que guíen a su pueblo en justicia y verdad.
La segunda lectura, tomada de la primera carta de San Pablo a los Corintios, nos habla de los carismas del Espíritu Santo: “Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu”. A uno se le da el don de sabiduría, a otro el de inteligencia, a otro el de hacer milagros o el de profetizar. Estos dones no son para beneficio personal, sino para edificar la Iglesia y servir al pueblo de Dios. Todo pertenece al Espíritu Santo, quien lo distribuye según su voluntad.
Hermanos, estos carismas deben ser usados para construir una Iglesia viva y dinámica, que parta desde la humildad y el servicio, tal como San Pablo nos enseña.
En el Evangelio, contemplamos el pasaje de las Bodas de Caná. Este relato es profundamente conmovedor y simbólico. Jesús realiza aquí su primer milagro, transformando el agua en vino a petición de su Madre. María, al notar que faltaba vino, le dice a Jesús: “No tienen vino”, y aunque Él responde que su hora aún no ha llegado, María insiste: “Haced lo que Él os diga”.
Hoy, nuestras sociedades también carecen de vino. Este vino simboliza la alegría, el sentido y la vida en abundancia que solo Dios puede dar. Sin este vino, hay vacío, desesperanza y tristeza.
Jesús manda llenar seis tinajas de agua, representando la purificación que necesitaba el pueblo de Israel. Esta agua, al ser transformada en vino, nos recuerda el paso del Antiguo Testamento al Nuevo. En Cristo, el agua se convierte en el vino de la salvación, en su sangre derramada por nosotros.
El mayordomo, al probar el vino, exclama: “Todo el mundo pone primero el vino bueno y, cuando ya están bebidos, el peor. Tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora”. Este mejor vino es Jesús mismo, quien nos ofrece lo mejor al final: la vida eterna.
Hermanos, este milagro nos llama a ofrecer al Señor todo lo que somos: nuestra juventud, nuestras fuerzas, nuestra vejez, nuestro sufrimiento y nuestra muerte. Es así como participamos en la obra salvadora de Cristo, llevando a los demás el vino nuevo del Evangelio.
Con este signo, Jesús comenzó su misión pública en Caná de Galilea. Hoy, Él quiere realizar este milagro también en nuestras vidas, transformándonos y llenándonos de su gracia.
Que la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros y vuestras familias. Rezad por mí, para que pueda seguir anunciando el Evangelio con humildad y fidelidad.

Mons. José Luis del Palacio
Obispo E. del Callao

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