Haití: estado de emergencia para un Estado fallido
Haití, el país más pobre del continente americano, y sin poderse librar de la calificación de Estado fallido, es decir, anárquico o ingobernable, acaba de decidirse el estado emergencia ante el aumento de la criminalidad por las bandas que prácticamente dominan a lo largo y ancho del país y que se han multiplicado luego del escape, casi como en estampida, de más de 3,000 reos de la penitenciaría estatal en marzo de este año que se va. Todas las fórmulas para estabilizarlo y darle rumbo realmente han fracaso. Solo recordar cómo su entonces presidente, Jovenel Moise, en 2021, fue asesinado en la puerta de su casa, y su esposa, que salvó, quedó internada en un hospital por herida de bala. La ausencia de un orden nacional como regla, nos lleva a formular una diversidad de preguntas, todas subordinadas a una central: Por qué Haití no ha podido salir de la grave situación interna dominada por la anarquía. La respuesta es que, en Haití, como en Somalia, Libia o Yemen, también Estados fallidos, la vida, realmente no vale nada. Desde 2010, en que esta nación de las Antillas, fuera sacudida por un feroz terremoto (7.3°), que se cobró cerca de 300 mil muertos, a pesar de la ayuda humanitaria internacional, hasta ahora no puede determinarse por sí mismo con reglas básicas de convivencia intraestatal, que adviertan estabilidad, como para orientar su destino nacional. Haití, un país de 11,5 millones de habitantes, enclavado en el mágico Caribe, en la denominada zona central de las Antillas, y cuyo territorio comparte la unidad geográfica con República Dominicana, pues ambos Estados constituyen un solo espacio insular, históricamente conocido como La Española, el primer territorio castellano, fundado por Cristóbal Colón durante su primer viaje a América. Es verdad que desde los tiempos de los Duvalier –Francois (Padre) y Jean-Claude (Hijo)–, que gobernaron sucesivamente Haití desde 1961 –cerca de 31 años–, el país no ha encontrado las circunstancias idóneas como para iniciar la ruta que lo saque del abismo estructural nacional en que se encuentra. La agudización de la gravedad de la crisis, profundizada por el referido sismo de hace 14 años, los huracanes que siguieron, la violencia urbano-rural, etc., llevó a que se produjera una de las mayores migraciones haitianas en su historia más que bicentenaria dado que lograron su independencia en 1804, 17 años antes que Perú. Ni siquiera el apoyo internacional –Kenia envío fuerzas coercitivas para detener el caos y la violencia internas–, ha podido neutralizar lo que podría definirse como una sociedad de la barbarie, confirmando que, con o sin el reciente estado de emergencia, Haití, aún no logra valerse por sí mismo y ese es su problema principal.
Miguel Ángel Rodríguez Mackay
Excanciller del Perú e Internacionalista
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