Haití, Estado fallido o anarquizado
Haití es considerado el país más pobre del continente americano, y sin poderse librar de la calificación de Estado fallido, es decir, anárquico o ingobernable. El escape, casi como en estampida, de más de 3,000 reos de la penitenciaría estatal, que ha originado el establecimiento de estado de emergencia en Puerto Príncipe, la capital, y toque de queda, lo reconfirma. Hace pocos años, su entonces presidente, Jovenel Moise, fue asesinado en la puerta de su casa y su esposa quedó internada en un hospital por herida de bala. La ausencia de un orden nacional como regla, nos lleva a formular una diversidad de preguntas. La primera que se hace la comunidad hemisférica y mundial es ¿Cómo puede producirse una fuga gigantesca que deja al país en la más completa inseguridad, una situación nunca antes vista? La respuesta es que, en Haití, como en Somalia o Libia, también Estados fallidos, la vida, realmente no vale nada. Desde 2010, en que esta nación de las Antillas, fuera sacudida por un feroz terremoto (7.3°), que se cobró cerca de 300 mil muertos, a pesar de la ayuda humanitaria internacional, hasta ahora no puede determinarse por sí mismo con reglas básicas de convivencia intraestatal, que adviertan estabilidad, como para orientar su destino nacional. Haití, un país de 11.47 millones de habitantes, enclavado en el mágico Caribe, en la denominada zona central de las Antillas, y cuyo territorio comparte la unidad geográfica con República Dominicana, pues ambos Estados constituyen un solo espacio insular, históricamente conocido como La Española, el primer territorio castellano, fundado por Cristóbal Colón durante su primer viaje a América.
Es verdad que desde los tiempos de los Duvalier –Francois (Padre) y Jean-Claude (Hijo)–, que gobernaron sucesivamente Haití desde 1961 –cerca de 31 años–, el país no ha encontrado las circunstancias idóneas como para iniciar la ruta que lo saque del abismo estructural nacional en que se encuentra. La agudización de la gravedad de la crisis por el referido movimiento telúrico, los huracanes que siguieron, la violencia urbano-rural, etc., llevó a que se produjera una de las mayores migraciones haitianas en su historia más que bicentenaria, pues lograron su independencia en 1804, 17 años antes que Perú. El malogrado presidente Moise venía siendo acusado de no querer dejar el poder – argumentaba que le faltaba un año para el final de su mandato–, volviéndose a los ojos de la castigada población, un régimen represivo. Hoy, Haití vive una situación muy difícil, y más aun con un primer ministro –Ariel Henry–, que se hallaba por Kenia al momento del estallido social, precisamente buscando apoyo internacional para detener la caótica situación interna que más parece de una de barbarie. Lo cierto es que, a la luz de todo lo que sigue viviendo este país desde hace ya varios años por imperio de su recurrente inestabilidad nacional en el que las pandillas buscan imponerse, queda confirmado que Haití aún no logra valerse por sí mismo y ese es su problema principal.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.