¿Hasta cuándo la JNJ?
Desde múltiples puntos de vista, hoy el Estado es inexistente en el Perú. Hace más de dos décadas que los peruanos permanecemos absolutamente desamparados porque no funcionan las entidades subordinadas a lo que, alguna vez, fuera nuestro Estado. Peor aún. Aquellas dependencias que, relativamente funcionan, lo hacen secuestradas por impostores dependientes de la mafia caviar, que hoy administran este país vía las oenegés que dominan nuestra nación desde el Ministerio Público, transformado por un puñado de fiscales en un centro de poder chantajista, como el caviar. Este opera en combinación con malos jueces que han convertido a nuestra Justicia en instrumento hostil, politizado, coercitivo y chantajista para atentar contra absolutamente todos los derechos ciudadanos, aprovechando los privilegios propios de una organización criminal. Hablamos de la dinastía caviar que gobierna el Perú, sin contar con los votos de su población. Lo hace recurriendo al hampa caviar, que ha secuestrado el país desde las sentinas de una Fiscalía de la Nación plasmada en organismo todopoderoso y extorsivo, operado por una banda de piratas dirigida por gente vinculada a cuanta actividad siniestra, hasta criminal, opera impunemente en el Perú. Y cada vez más, este vínculo corrupto se extiende a quienes integran la JNJ, por más que aparentan ser gente selecta elegida para supervisar nada menos que a los más altos funcionarios de la Justicia peruana. ¡Porque, en la vida real, día a día, vamos conociendo que, precisamente, son todo lo contrario!
Los escándalos que rodean a la JNJ vienen uno tras el otro y cada cual, inclusive, más comprometedor que el anterior, sumados a las sospechas que manchan a sus integrantes. Recientemente, se conoció que la JNJ otorgó la Buena Pro a una firma especializada en “publicidad, comida y exposiciones comerciales”, para que evalúe psicológica y psicométricamente a los jueces y fiscales de este país, según reveló el programa Edición Especial Digital. El presupuesto fijado por la JNJ fue S/ 76,925; aunque los ganadores del concurso “rebajaron sus servicios” a S/ 48,100. Pero, repetimos, ¿cómo pudo hacer una empresa de publicidad, comida y exposiciones para “evaluar psicológica y psicométricamente” a nuestros magistrados? ¿Quién está detrás de esta sociedad del estrambótico rubro de comidas y publicidad? ¿Qué otro gato encerrado esconden estos miembros de la JNJ?
¡Por donde se le mire, definitivamente, la JNJ es un fraude envuelto en lo mismo! Su propio origen -el golpe de Estado del miserable Vizcarra- y la composición de sus integrantes son prueba de ello. Al igual que, obviamente, la conducta seguida por varios de sus miembros a lo largo de su corta -pero contundentemente cuestionada- estadía en el cargo como querubines para guardar nuestra judicatura. Su trayectoria no ha sido nada transparente y menos pegada a ley; sino apelando a torcerla para beneficiarse indebida, inconstitucional, delincuencialmente, extendiendo los plazos de su nombramiento violentando la Carta Magna. Prepotencia muy característica de sujetos incorrectos como estos, siempre mal acostumbrados a portarse al margen de la legalidad.
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