Hasta pronto, Maki
Es admirable cuando en nuestro camino nos cruzamos con gente empática y respetuosa de los derechos de los animales, más aún, personas que ven en un animal a su familia, acto que es muy lógico entre los tutores de mascotas, pues normalizamos el tratar a nuestra mascota como un hijo, nuestro amor se extiende a la preocupación por tener bajo buenos cuidados y apto ambiente a nuestra mascota, por estar pendiente de su alimentación, salud y entorno social que no todos entienden pues aún se piensa que los animales no difieren del dolor y la alegría, de lo bueno y lo malo, que ellos tienen más que ese mero instinto que los caracteriza, ellos tienen sintiencia, fidelidad, lealtad e incondicionalidad, valores que se están perdiendo en el mundo y que si es que muchas personas carecen de ellos, entonces es difícil encontrar un buen trato hacia un animal.
Es así que como hay notas alegres, las hay tristes, pero también existen las de agradecimiento en medio del dolor, como tuve la oportunidad de conocer a la señora Gleny Gutiérrez Medina, tutora de Maki, animal de 15 años de edad que se fue al cielo hace escasos dias y que nos deja una enseñanza, una acción digna de ejemplificar.
Hace dos años, aún en pandemia, en medio del cuasi regreso para algunos sectores laborales, educativos, dada la coyuntura de peligrosidad que aún vivíamos respecto al contagio de la COVID-19, Gleny acude a asesorarse bajo la normativa del derecho animal, priorizando el bienestar animal y dado que Maki, luego de la pandemia, había desencadenado un trastorno de ansiedad y apego emocional, ya que la continuidad de la cuarentena la acercó mucho más a Gleny, estando alerta a que dicho factor podía afectar su salud física, puesto que era un animal geronte; sin embargo, bajo el contexto legal se requiere de la etología y medicina veterinaria para llegar a solicitar que Maki acompañe a su tutora Gleny, quien se desempeña como profesora de la Institución Educativa Elvira García y García en Pueblo Libre, a dictar sus clases de lunes a viernes.
Fue así que se logró este acto de empatía, respeto y dignidad animal, acto en el cual también se benefician los alumnos, ya que se les inculcan el respeto hacia la vida animal y la solidaridad que debe tener todo el mundo animal humano mediante la empatía que hace tanta falta en un país que atraviesa por una violencia que crece día a día, y que además nos pone muy cerca de lo evolucionado en derecho animal, una rama del derecho que ya es efectuada y normalizada en Europa.
Maki era una alumna más, siempre querida y respetada por alumnos, profesores y directores, este año 2023, ya estaba sumergida nuevamente en clases, se disponía a acompañar a Gleny otro año escolar más; sin embargo, afecciones gravosas de salud hicieron que nuestra querida y amada Makita nos deje, pero que esa ausencia deje un precedente en nuestro país, de cuánto hemos avanzado en permitir al igual que otros países dentro del derecho comparado, sea de ayuda para los niños el convivir con una mascota, que no solo se crea conciencia respecto al bienestar animal sino a la salud pública, a la inclusión y unión de derechos, siempre respetando las leyes y dejando el ejemplo tanto de Gleny, quien luchó y logró que Makita siempre haya sido un animal feliz, y por parte de las autoridades educativas, quienes no solo son educadores sino también nos enseñan a ver con el corazón haciendo de nuevas generaciones, transportadores de alegría, generosidad, dejando del lado la violencia o discriminación. ¡Gracias por tanto, Makita!
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