Hecatombe
(Hecatombe es un “suceso trágico que produce una gran destrucción y muchas desgracias humanas y materiales”, definición que calza perfectamente con la crisis sanitaria, política y de los organismos internacionales, que afecta a toda la humanidad)
Hasta la fecha, la pandemia ha matado 200 mil latinoamericanos e infectado 6 millones, mientras un informe de la ONU advierte que 145 millones de personas están en riesgo de contraer Covid-19 en el hemisferio, desgracia producida, en gran medida, por la incapacidad de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuyos directivos no han sido removidos de los cargos.
Su impacto en la economía regional, a la vez, también ha sido devastador: 18 millones perdieron el empleo –6 millones 500 mil en Perú– y la CEPAL anuncia que el número de nuevos pobres aumentará en 46 millones –cerca de 3 millones en Perú– en circunstancias que las inversiones externas y líneas de crédito decrecen, pero aumenta alarmantemente la criminalidad.
Esta dramática situación ocurre ante el avance de gobiernos dictatoriales, resultado, en gran medida, de la inoperancia de los organismos multilaterales y de la debilidad de nuestros gobiernos para respetar y hacer respetar los principios democráticos que se comprometieron en defender.
Algunas observaciones:
1.- A pesar de sistemáticas violaciones a los derechos humanos, denunciadas por la OEA, la comunidad europea y la Alta Comisionada de la ONU, el régimen de Maduro ha sido gratificado con un asiento en el Consejo de Derechos Humanos del organismo mundial y lo mismo sucederá con Cuba, con el deplorable voto del Perú. Compartirán membresía con Eritrea, país donde, desde 1993, gobierna un mismo partido, acusado por crímenes, torturas, encarcelamiento de opositores y de compartir los tres últimos lugares en el mundo en libertad de prensa, al lado de Corea del Norte y Turkmenistán.
2.- La OEA, ONU, Grupo de Lima y 60 naciones que desconocen al régimen de Maduro, no han logrado su retiro del poder. Por el contrario, Maduro se encuentra fortalecido, el presidente Guaidó debilitado, la oposición dividida y los comicios parlamentarios del 6 de diciembre organizados por un tribunal electoral oficialista, con presos políticos, medios de comunicación clausurados y partidos intervenidos. En otras palabras, no hay avances, sino retrocesos, en un país donde existe creciente desesperación por falta de trabajo, alimentos y medicinas, carencias que provocan que sigan migrando millones de seres humanos.
3.- En ese contexto, parte del territorio venezolano se ha constituido en refugio de guerrilleros las FARC y del ELN, de terroristas del Hezbollah y de bandas de delincuentes, en circunstancias que el régimen chavista ha construido oscuras alianzas político-económicas con potencias extra continentales como Irán y Rusia, Turquía y China, a la vez que ha convertido nuestro espacio geográfico en área de confrontación entre esas potencias y los Estados Unidos.
4.- El gobierno argentino Fernández-Kirchner otorgó asilo político a Evo Morales, decisión soberana que no discutimos, pero sí rechazamos que el líder cocalero utilice ese privilegio para impartir directivas a grupos violentistas con el propósito que bloqueen carreteras e impidan el ingreso de alimentos a las ciudades bolivianas, acciones contrarias a los principios rectores del derecho de asilo.
Sin embargo, no es sorprendente ese respaldo recordando que Evo Morales y Cristina Kirchner forman parte del Grupo de Puebla, sucesor del Foro de Sao Paulo, que ahora ha trasladado su centro de operaciones políticas a Buenos Aires.
5.- La Corte Penal Internacional (CPI ) es otro organismo burocratizado e inoperante, que desde hace diez años no da curso a un centenar de denuncias contra el gobierno de Venezuela, por crímenes de lesa humanidad, por la pública asociación entre la Fiscal General y dirigentes chavistas. Estamos, pues, al inicio de una nueva era, que demanda rediseñar las instituciones internacionales para evitar más confrontaciones, que pueden conducirnos a conflictos bélicos, a la anarquía o a un mayor desorden global. No olvidemos, en ese contexto, que inclusive en áreas donde los latinoamericanos habíamos avanzado en el siglo pasado, como los procesos de integración económica, comercial y cultural, ahora éstos se han convertido en simples membretes, porque lo que hoy impera es la desintegración hemisférica.