Hermetismo total en Maduro y en su entorno
El dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, y su banda, con Diosdado Cabello a la cabeza, no han podido ocultar su completo hermetismo ante la alta posibilidad de que el presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump, ordene a la flota de su país apostada en aguas del Caribe, cerca de las costas de Venezuela, la temida invasión, en el objetivo de detener y llevarse con ellos a Maduro, considerado el jefe del cartel de los soles, que viene atentando contra la juventud estadounidense, debido a la práctica del narcotráfico, una razón suficiente por la cual la Casa Blanca le ha bajado el dedo al dictador por el que ha ofrecido una recompensa de 50 millones de dólares. Las interminables colas de civiles, sin formación militar básica para enfrentamientos o combates de alta complejidad, propios de la guerra, y lo que es más trágico, sin armas que pudieran equilibrar a las que usarían los comandos de Estados Unidos en un operativo de desembarco masivo, se han visto dominadas por el nerviosismo colectivo. Está claro que nadie quiere morir y mucho menos como en la forma decantada como parece sería ante la eventualidad que pudieran colisionar con las fuerzas de élite de Washington. Los tres destructores estadounidenses que yacen en aguas internacionales -aún no han ingreso en el mar bajo soberanía venezolana-, podrían actuar en cualquier momento, y mientras eso no pase, el objetivo de desestabilización en el frente interno llanero, está lográndose. El mayor objetivo es que pudiera producir una vuelta de torta por los propios militares, que son conscientes que un enfrentamiento contra Estados Unidos, será prácticamente la muerte segura. En este marco, María Corina Machado, la lideresa de la oposición, que desde la clandestinidad sigue llamando a que los militares desistan de seguir apoyando a Maduro, lanzando un verdadero discurso hacia la desobediencia civil. Estoy convencido que Maduro caerá y espero que sea pronto. El gobierno de Trump ha dicho de mil maneras que no reconoce a Maduro como presidente de Venezuela y que, contrariamente, es el jefe de una banda criminal dedicada al tráfico ilícito de drogas. En realidad, lo que se debe concluir, sin triunfalismos, es que el destino de Maduro es su derrocamiento político o su muerte, como consecuencia. Lo que sigue es cuestión de tiempo y Estados Unidos sí sabe de su dimensión y de cómo administrarlos. Estemos atentos.
(*) Excanciller del Perú e Internacionalista
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