Héroe nacional
Hasta hace unos meses, solo habíamos podido tratar ocasionalmente al Vicealmirante Luis Giampietri Rojas en recepciones diplomáticas o protocolares. Más de una vez nos preguntamos por qué no había sido hasta la fecha declarado Héroe Nacional como con justicia ocurrió con los trabajadores mineros que cavaron los túneles que permitieron la victoriosa operación militar de rescate de los rehenes en la Embajada del Japón secuestrados por la gavilla terrorista del MRTA. Giampietri fue uno de los secuestrados y poniendo en peligro su vida durante los ciento veintiséis días del encierro fue un invalorable agente informante que contribuyó al éxito de la operación considerada un suceso que asombró al mundo. Una ingratitud más del Perú madrastra de sus hijos como diría el gran Garcilaso de la Vega.
Por una feliz circunstancia que agradezco a mi esposa, un grupo de amigos tuvimos la oportunidad de visitar al Vicealmirante en su casa de La Punta. Lo que parecía un saludo más se convirtió en un imborrable encuentro de cuatro horas gracias a su generosidad y que culminó con un animado almuerzo en un conocido restaurante chalaco. Escuchar de sus labios lo que ya habíamos leído sobre su participación en la debelación del motín terrorista en el penal de El Frontón o en su largo cautiverio en la residencia nipona y tantas otras peripecias durante su servicio a la Patria como Marino, Vicepresidente de la República y Congresista, confirmó –si más falta hacía-, la extraordinaria talla de su vida que acaba de apagarse sin ser debidamente reconocida y valorada por el Estado.
La verdad, de este cuestionable gobierno de turno poco podía esperarse, pero, al final, no le quedó más remedio que declarar duelo nacional el día de su entierro. El Vicealmirante Luis Giampietri Rojas, que se consideró a sí mismo Rehén por siempre como escribió en un libro testimonial y que padeció estoicamente el injusto acoso fiscal y judicial por cumplir hazañosamente con su deber en vez de recibir la gratitud del Perú, debe ser declarado oficialmente HÉROE NACIONAL. Es lo menos que cabe aunque ya descansa en paz en la Mansión de los Héroes. ¡Bravo Zulu! Y AMÉN.
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