Hijos del Estado
Cada día me convenzo más de que el progresismo es marxismo cultural. Es una versión aligerada, rebrandeada y renovada en forma del siempre fracasado plan comunista. Lo que se está buscando hacer con la familia en el Perú es un perfecto indicador de ello.
La familia es la base de la sociedad. El individuo depende del seno familiar para buscar protección, ayuda, convicción, valores. Es la familia la que forma al individuo. Pero la visión comunista era distinta. La unidad familiar representa un peligro para el proyecto de Marx. La izquierda quiere y necesita producir ciudadanos desamparados, eternos dependientes de una figura de autoridad. Pero ya no es la familia, en esta distopía disfrazada de utopía, sino el Estado. Un Estado del que el individuo no se pueda ni quiera destetar.
Ese ciudadano dependiente será permisivo de un gobierno autoritario con un estado elefantiásico porque verá en este la figura de su salvador y protector. Verá en los líderes la disciplina del padre que nunca tuvo y el afecto de la madre que tampoco existió, porque para la visión de la izquierda el rol de los padres es meramente reproductivo y la crianza no le es pertinente.
Por eso este nuevo progresismo quiere sacar a la madre de la casa, so pretexto de liberación de un sistema que las ha esclavizado, porque ser madre para la izquierda es “sumisión”. Por eso este globalismo progresista quiere romper el esquema tradicional de familia, para alejarse de la “imposición del pasado”, invitando a un esquema donde la preocupación por los hijos debe ser tercerizada. La “custodia” de los hijos pasa al Estado y con ello aumenta la dependencia del individuo.
El gasto público aumentado se resbala con normalidad porque se vuelve necesario para ejecutar esta planificación controlada de la planificación en el ámbito social, económico y cultural.
“La madre es una imposición”, dijo un reconocido presentador de televisión que ahora busca arrebatarle a sus hijos comprados la figura de la madre, porque a él le estorba su existencia, incluso conceptual.
El capricho de este señor para crear una “familia” fuera de la composición original pretende ejecutar la igualdad hacia abajo comunista, donde si uno no puede tener algo, nadie debe tenerlo porque es injusto. Debemos eliminar a las madres para acomodarnos al susodicho presentador.
Estos son los verdaderos promotores de fake news y discursos de odio, solo que han logrado abanderarse con los colores de la igualdad, la tolerancia, la inclusión y hasta el amor. Son los soldados de la justicia social. Esto, lamentablemente, les otorga inmunidad para hacer y decir lo que les dé la gana.
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