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Hora de sanar

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Fecha Publicación: 15/02/2020 - 22:00
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Por: Sandro Stapleton

Hace quince años conocí a un doctor extranjero que había sido ministro de Salud y promotor de las clínicas de heridas en su país. Por ese entonces me pidió que lo llevara a conocer hospitales donde realizaran tratamientos en heridas en el Perú, así que lo llevé. Observó varios tratamientos a pacientes con pie diabético, escaras y algunos casos de trauma. Cuando terminamos me dijo emocionado “acá en Perú hay todo por hacer”, manera elegante de decirme lo mucho que nos faltaba.

Me explicó que existían tratamientos diferentes para cada tipo de herida, realizados mediante combinaciones de apósitos y terapias de presión negativa con protocolos que ya estaban estandarizados en países más avanzados. Como en su país las heridas eran consideradas una consecuencia de otras enfermedades más graves el Estado no pagaba directamente por estos tratamientos en un principio. Es por ello que fotografió los casos y mostró la eficiencia de estas clínicas, presentó los cambios en los pacientes a las diversas autoridades que podían mejorar el sistema y convencer al Estado de empezar a pagar estos tratamientos. Les mostró cómo se pasa de tener un pie diabético a punto de amputar hacia un pie que permite sostener el cuerpo sin tener dolor, les mostró como se sanaron y regeneran los tejidos de piernas y brazos fracturados en accidentes de tránsito. Tal vez sea difícil comprender el dolor que causa una herida de un pie diabético, escaras u otro tipo de heridas, a menos que sea paciente o conozca un familiar que padece una de estas enfermedades. Sin embargo, cualquier persona puede comprender que perder una pierna por causa de una herida es una consecuencia dramática, más aún cuando es posible evitarlo. Finalmente, el Estado entendió y aceptó pagar.

Por si no fuera suficiente la clínica de heridas ahorra costos de hospitalización porque el tratamiento se hace ambulatorio, el paciente deja de ocupar una cama del hospital y esta puede ser aprovechada por otro paciente que tiene una afección más compleja. Lo más importante es que crea una cultura de prevención que genera que los pacientes lleguen con una herida en un estadio más temprano para ser curada, en vez de llegar con una herida compleja que ya es difícil de curar.

Actualmente tenemos muchos esfuerzos independientes brindando algunos servicios, pero están muy lejos de ser una política pública enfocada en esta necesidad de salud. Nuestras autoridades deben comprender que para curar una herida necesitamos nuevos modelos que permitan que los profesionales de la salud puedan cambiarles la vida a miles de peruanos que por no tener recursos se quedan sin acceso, miles de peruanos que viven angustiados en una cola esperando la hora de sanar.