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Ideas para una revolución peruana

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Fecha Publicación: 07/07/2024 - 22:00
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Todo lo que yo necesito para lograr el éxito en esta vida lo tengo aquí. Me digo esto mientras llevo el dedo índice de mi mano derecha hacia mi cabeza. El cerebro humano ha sobrepasado los límites de lo increíble en el mundo. Mientras nos desarrollábamos como Homo erectus, nuestro cerebro trabajó para crear las primeras herramientas de caza, un aspecto básico en la supervivencia de la raza humana.

Miles de años después, el hombre descubriría las bondades del cobre, bronce y hierro; hasta llegar a la industrialización. El común denominador de este cambio y avance siempre ha sido el cerebro del ser humano. Un cerebro alimentado con ansias de desarrollo y ambición. ¿Tienen algo de erróneo esas dos características? No.

Los países más desarrollados y pertenecientes a la categorización de primer mundo son los que han influido en otros a través de esta onda expansiva llamada ‘globalización’. Durante la Guerra Fría, lo primero que se formó en el mundo fueron bandos –en una guerra no sirve ser neutrales-. Los países que se mantuvieron bajo la lógica capitalista fueron los que desarrollaron aspectos básicos de su política interna, social y económica que les dio una categoría de países con un desarrollo humano muy alto. ¿En qué nivel nos encontramos nosotros? Estamos a menos del 0,61% de pertenecer al índice de desarrollo humano medio. Ser neutrales no sirve en tiempos difíciles.

Perú es un país que, en la región, ha gozado de un crecimiento sostenido en las últimas dos décadas; pero ocupa los últimos puestos en el índice de desarrollo humano. Los peruanos leemos en promedio 1,2 libros al año, es decir: un libro pequeño y la portada de los diarios. No podemos terminar de leer un libro completo ni para salvar nuestras vidas, y nuestra supervivencia se basa en nuestros recursos naturales, la fórmula perfecta para seguir siendo el tercer mundo.

La revolución peruana se inicia en la mente de cada uno de nosotros. Estamos manteniendo a trabajadores improductivos, Perú es la región que tiene el mayor gasto empresarial en beneficios laborales para personas que ni siquiera lo merecen. Estamos manteniendo a hombres inútiles y mujeres poco inteligentes.

Mientras que en países más desarrollados, los jóvenes buscan su independencia desde los 18 años y se hacen responsables de sus vidas; en países tercermundistas como el Perú, tenemos hombres de 30 años viviendo con y en casa de sus madres. ¿Las mujeres? Mientras que en los países del primer mundo, las mujeres priorizan su desarrollo profesional y personal y dejan a los hijos para tenerlos cuando sea el momento adecuado; en Perú, las adolescentes saben tener sexo pero no saben cómo se usa un condón. Saben atraer a los hombres con sus cuerpos y encanto de mujeres inmaduras, pero no saben caminar hasta una farmacia para comprar un condón. Así, echan a perder sus vidas por la estupidez del momento.

Venezuela está por debajo del promedio en el índice de desarrollo humano, muy al contrario de lo que piense la mediocridad peruana. Ellos no llegaron para mejorar nada en el Perú. Llegaron buscando ayuda y refugio, y lo obtuvieron.

Nuestro país era un foco atractivo para aquellos con problemas en el suyo. En un mundo de completa intercomunicación y al instante, cometer errores que afecten ampliamente tu vida debería generar vergüenza y no pena. La revolución peruana no parte por tener pena por nosotros mismos; parte por cambiar esa mentalidad mediocre y limitada que tenemos de nuestras propias responsabilidades. Debemos dejar de ser un país víctima.

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