Imposible revivir un cadáver
Rechazo e indignación genera la amenaza contra este periódico, baluarte de las libertades, de la Democracia y de la Constitución. El acoso del que hoy es víctima Antonio Ramírez, Director de EXPRESO, por parte del fiscal Antonio Delgado Castro, revela que el hoy Fiscal de la Nación, Pedro Sánchez, mantiene la cabeza gacha frente al poder del régimen comunista/senderista que preside Pedro Castillo, cuyo gobierno lleva a tope las banderas del marxismo y las amenazas totalitarias, tal como sucede en Cuba y Venezuela.
Uno de los principales signos exteriores en cualquier país gobernado por un régimen totalitario es, justamente, la falta de independencia de su Fiscalía de la Nación; y consecuentemente, su sometimiento a palacio de gobierno.
Esta nueva fractura constitucional -el quebranto de la absoluta independencia que debe primar entre poderes del Estado, siendo el Ministerio Público parte del sistema de impartir Justicia, encargado al poder Judicial- demuestra que el gobierno peruano no respeta el Estado de Derecho, piedra angular de toda Democracia.
Protestamos enérgicamente por este atentado contra la libertad de Prensa del cual viene siendo víctima EXPRESO, el segundo periódico más antiguo del país. Y demandamos que, en el día, que el fiscal Sánchez esclarezca qué hay detrás de semejante prepotencia, por parte de la institución que representa.
Con tamaño antecedente, resulta infeliz la maniobra de Max Hernández, psicoanalista caviar, de convocar a esa entelequia llamada Acuerdo Nacional para, junto con el cardenal de Ayacucho, de simpatías comunistas, ambos lavarle la cara a Pedro Castillo, en su afán de imponer al Perú un régimen semejante al que impera en Cuba y Venezuela. No, señor Hernández.
Usted intenta resucitar a dos muertos de un papazo, aprovechando el aparato mediático del gremio caviar al que usted pertenece. ¡Y que aún continúa interesado en retomar el gobierno por la puerta falsa! Ni el Acuerdo Nacional -que usted preside sabe Dios por qué razones- ni Pedro Castillo sirven al Perú. Compréndalo, psicoanalista Hernández.
El primero sólo se preocupa por mantener viva la figuración de un organismo exógeno que, en rigor, ha aportado cero a favor del Estado de Derecho y, fundamentalmente, de la Democracia. Su trayectoria -la del Acuerdo- lo demuestra claramente. Sólo ha fungido de envilecido sepulturero de gobernantes en estado comatoso, a quienes finalmente ha enterrado en el olvido.
Eso sí, rodeados de prosopopeyas e inmerecidos homenajes públicos, donde cada títere con cabeza que dice representar a alguna “institución nacional” pronuncia discursos vacíos de contenido. aunque pletóricos de nadería, en vano intento por oxigenar su ego, ahora caído en el anonimato.
Castillo es un enemigo declarado de la democracia peruana, psicoanalista Hernández. Entiéndalo bien. Y el Acuerdo Nacional es un club de personas desesperadas por figurar, aunque sin aportar valor alguno en beneficio de fortalecer esa constitucionalidad que está dinamitando este régimen preñado de simpatías por el marxismo, por el pensamiento gonzalo y por el ejemplo bolchevique. Retírese mejor a sus cuarteles invernales y déjese de cultivar su egocentrismo a costa de agravar la coyuntura nacional, como en este caso.
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