Inadmisible cerco al Ministerio Público
Si no hubiera una gavilla de forajidos que ha tomado el poder político para repartirse cargos burocráticos, digitar licitaciones y meter mano en el presupuesto nacional, esta es la hora en que la doctora Liz Patricia Benavides Vargas, fiscal de la Nación, estaría llevando a buen puerto y sin contratiempos una serie de reformas en el Ministerio Público, cargo que asumió el pasado 1 de julio.
Es deplorable que la administración de justicia del Perú tenga que distraer tiempo, recursos y procedimientos en medio de la enorme rémora administrativa que generan los actos de corrupción de sujetos inescrupulosos quienes, ante su falta de valores y principios morales, llegan a los cargos públicos para robar y abusar del poder efímero que les da un escritorio estatal.
Más grave se tornó el hecho cuando desde la primera vuelta electoral del 2021, un dirigente izquierdista y extoledista llamado Pedro Castillo se obnubilara con un triunfo en las ánforas que lo puso en fila del “ballotage” y del sillón presidencial, escenario que causó su amarre con paisanos lobistas, coimeros y mafiosos, quienes bajo los auspicios de la “rojería”, del marxismo-leninismo criollo y de la “caviarada” vendepatria y globalista, se echó a tirar los dados para repartirse ministerios, organismos descentralizados y obras públicas del gobierno central y local.
Las evidencias de la corrupción liderada desde el poder de turno saltan por los techos de la Casa de Pizarro y brotan por los poros de sus protagonistas y de los ministros arlequines, a los cuales se suman ahora abogados ayayeros que presentan demandas y formulan dizque “denuncias” con el objetivo demagógico y obstruccionista de cercar, golpear y atentar contra las funciones de la doctora Patricia Benavides y el trabajo de la Fiscalía de la Nación.
Entre esos abogados demandantes está el sobrino de aquel personaje admirador de Abimael Guzmán, conocido como el “Canciller del terror”, a quien hace más de dos lustros tuve la oportunidad de derrotar en un debate ideológico televisado en RBC Televisión (Canal 11), siendo moderador el destacado Wilder Orbegozo; pero en fin, el “sobrinísimo” aparece hoy tan falaz y acomodaticio como su pariente maoísta, que en sus últimos años se olvidó de la prédica senderista para vivir como pequeño burgués en los cafés miraflorinos. Así es su ideología, así es su “defensa de los pobres”, tan erráticos e inconsistentes como sus demandas entabladas contra la señora fiscal de la Nación.
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