Incapaces morales e intelectuales pero con maestría y sueldo duplicado

En el colmo de la insania moral que es ya una característica del grupo que detenta hoy el poder en el Perú, venimos a conocer que quien precedido de tantas sombras e indicios de fraude electoral se hizo del cargo público de mayor jerarquía en el país y su consorte, que no siendo funcionaria pública tiene a su servicio personal e infraestructura a costo del Estado, habían obtenido, conjuntamente, hace diez años, un grado de segunda especialidad o maestría, indiciariamente producto de un grave acto de corrupción al haber sido plagiado todo el marco teórico, más del 50% de la tesis, aparentado un asesor de tesis falso y dos certificadores de la supuesta investigación que resultaron inexistentes.

Desde el gobierno no solo se han usado cuentas institucionales oficiales y voceros pagados con dinero del Estado, incluso con rango ministerial (¿delito de peculado?) sino hasta tratado de impedir que la universidad que concedió el grado académico exhiba el texto del trabajo de investigación en base al cual se extendió el grado académico de posgrado a nombre de la Nación, el año 2012.

Defensores de la conducta inmoral y presuntamente delictiva de P. Castillo y de su ya probada “socia” (al mejor estilo de la pareja corrupta Toledo y Karp) Lilia Paredes, como el abogado de los mismos -que de oficio debería ser sometido a proceso ético en el colegio profesional al que pertenece- han llegado el extremo de pretender que antes de la actual Ley Universitaria, Ley 30220, era posible plagiar y simular asesores y jurados de tesis. Se ha pretendido incluso que no era necesario realizar estudios ni cumplir con la sustentación pública de un trabajo de investigación.

Lo cierto es que antes de la actual Ley Universitaria, de julio de 2014, regía su antecedente la Ley Universitaria, Ley 23733, de diciembre de 1983. Esta Ley tenía previsto en su artículo 24 que para obtener el grado de Maestría “… es indispensable la sustentación pública y aprobación de un trabajo de investigación original y crítico; así como el conocimiento de un idioma extranjero…” .

No se trata solamente de la aparente vocación amoral y despreciativa del cumplimiento de las normas vigentes, sino de un afán de beneficiarse indebidamente de la mayor remuneración prevista para docentes que ostenten grados académicos de posgrado.

En resumen, la vocación al ventajismo y al enriquecimiento indebido tomando dinero público, antecedente que explica la corrupción generalizada que hoy los rodea en el poder.

¡Vacancia e inhabilitación ya inexcusable!

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