Inclusión financiera e inclusión cultural
Hace unos días, mi amigo Harold Alva resaltó el lanzamiento de la primera colección digital de imágenes del Perú (https://fcbn.pe/catalogo/peru-desde-el-aire/), la cual será presentada en cinco publicaciones del reconocido fotógrafo y naturalista Walter Wust, y que serán puestas a disposición de peruanos y ciudadanos del mundo gratuitamente, a través de una genial iniciativa de la Fundación Cultural del Banco de la Nación.
Hace bien Juan Carlos Galfré, presidente ejecutivo del Banco de la Nación (BN) y presidente de la Fundación Cultural del BN, así como su directorio en pleno, al recordarnos la íntima relación que existe entre inclusión financiera e inclusión cultural. Sabido es que en el mundo moderno son dos caras de la misma moneda. No es casual que toda corporación financiera que se respete a nivel global tenga bajo el brazo una fundación cultural que promueva la cultura en todas sus formas, incluyendo siempre una dosis de cultura financiera.
En esta perspectiva, la cobertura que hoy tiene el Banco de la Nación (entre colaboradores, usuarios y clientes) es un dato más que importante. Cecilia Arias, gerente de productos e inclusión financiera, reveló que tienen 3.8 millones de cuentas de ahorro en zonas donde son la única oferta bancaria, y casi 7 millones de clientes con cuentas activas, sean pensionistas, servidores públicos o usuarios de programas sociales. La meta 2024 es conectar el 100% de municipalidades con servicio de internet en el país.
El reto inclusivo, por cierto, es la interoperatividad con el sistema privado (transferencias interbancarias y billeteras móviles). Un proceso en marcha que deben profundizar si quieren cumplir el rol democratizador que les corresponde en la gestión gubernamental. ¿Acaso no es importante integrar el sistema privado a la red interconectada más grande a nivel nacional? Son más de 15,000 puntos de atención (549 oficinas, 1,096 cajeros Multired y 14,197 cajeros corresponsales) al servicio de emprendedores que utilizan el sistema de microfinancieras (Edpymes y Cajas) fondeadas por el Banco, promoviendo negocios en los rincones más alejados del país. La naturaleza pública y popular del BN le permite convertirse hoy en motor de desarrollo, consolidando un círculo virtuoso que reúne finanzas, cultura, generación de riqueza e inclusión social en una sola partida.
Iniciativas como el lanzamiento de la Colección Wust, por cierto, en el marco de estrategias integradas de inclusión financiera e inclusión cultural, tiene una importancia mayor de la que le darían los detractores de la modernidad. Su valor radica en ver luz al final de un largo camino que debe recorrer aún el país para alcanzar mínimos estándares de convivencia y sostenibilidad. La buena noticia es que quienes lideran el Banco de la Nación ven con mayor claridad este tema. Estamos seguros de que no les temblará la mano cuando haya que profundizar estas buenas prácticas, incorporando iniciativas más disruptivas e innovadoras como la inteligencia artificial en la promoción de la cultura. ¡Buen trabajo y vayamos por más!
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