Incredulidad
Como Gregorio Samsa (La Metamorfosis, Kafka), lo extraño puede no sorprender. Él se convierte en un insecto, pero para la familia es como si se hubiera levantado con gripe. Es un escenario en el que es fácil creer cualquier cosa porque cualquier cosa es posible y nadie se sorprende. Literatura. Sin embargo, el hombre común sí se sorprende de lo que escapa de su razón aprendida, vive petrificado por la idea de que la realidad es tal cual se la enseñaron y todo lo que escape a ella debe descartarse. Imagine si su padre se despierta convertido en cucaracha. Usted no lo tomaría como lo tomó la familia Samsa, se sobresaltaría, moriría del susto. No estamos preparados para aceptar lo que escapa del paradigma.
Conciba que escucha que la realidad no existe como tal, que la inventamos y que lo que padecemos o gozamos es una manifestación en 3D de lo que hemos grabado en el subconsciente producto de nuestra imaginación a lo largo de años, como una película interior (cuyo rollo aún puede cambiar). Por decirlo en fácil, si usted tuvo miedo e imaginó persistentemente una catástrofe y creyó, la catástrofe ocurrirá. Usted es el responsable. Por el contrario, asumió disciplinadamente que ganaba la lotería y con ese sentimiento del deseo cumplido, la ganó. ¿Imagina un mundo así? Seguro que no, le han enseñado que dos más dos es cuatro y que es irrebatible. Si supiera de mecánica cuántica, sabría que a nivel de partículas subatómicas dos más dos no es cuatro y que A puede estar en dos lugares a la vez o entrelazarse con otra partícula a millones de kilómetros. No hay lógica, no la que usted conoce y le enseñan. Si un visor especial nos examinara a nivel subatómico, no vería nada, usted sería energía pura, todo sería energía. Créame, aunque trate de comprobarlo y se haga un chichón por golpear la pared.
Evolucionar supone entendernos más allá de lo aparente. Somos educados en la duda, en la física visible, en las matemáticas irrefutables, en la lógica, en lo que fácil se explica por los ojos o en el sagrado cálculo. Tan arraigados estamos a nuestros patrones sensoriales o racionales que lo espiritual es asumido como superstición. Freud fue tomado por loco cuando se refirió a ese mar de hielo escondido que ni un hacha puede romper. Ábrase a lo inexplicable; sea realista, crea en lo imposible.