Inexplicable incoherencia…
Para movilizar sus fuerzas y tomar el control del Caribe, el gobierno norteamericano fijó primero la justificación de tal operación basada en la seguridad de su nación frente a la maraña de las organizaciones dedicadas al tráfico de drogas que venían inundando de ese veneno, cada día más letal, a todas las ciudades de los Estados Unidos.
La única vía que tenían a su disposición para perseguirlos por cualquier lugar de toda la región fue la declaración de todas ellas como “organizaciones terroristas” engarzadas en una red de producción, transporte y comercialización desde Colombia hasta México, pero manejadas todas ellas por el régimen venezolano de Nicolás Maduro, a quien se ha sindicado como el capo de capos del llamado “Cártel de los Soles”.
Establecido este escenario, Estados Unidos de Norteamérica tiene ya la justificación para perseguir a Maduro y sus secuaces, capturarlos, juzgarlos y meterlos presos en cárceles norteamericanas, reservándose el derecho de ingresar a cualquier zona de operación de los cárteles declarados organizaciones terroristas si los respectivos gobiernos no actuaban de modo cooperante y en armonía con los métodos y objetivos norteamericanos.
México tuvo que ponerse las pilas y ha movilizado a su policía y fuerzas armadas contra los sanguinarios cárteles que operan en su territorio para evitar ser catalogado como un narcoestado.
Hace pocos días, luego de la visita del secretario de Estado de los Estados Unidos al Ecuador, el gobierno norteamericano ha emitido otra declaración calificando a las agrupaciones delictivas de “Los Choneros” y “Los Lobos”, que operan en Ecuador y, se dice, también en la zona norte de nuestro país, también como organizaciones terroristas. Y ambos países están ahora actuando coordinadamente en la eliminación de la amenaza que significan estas dos bandas para la estabilidad política y social del Ecuador y para evitar la producción de droga y cualquier otra actividad ilegal que genere una montaña de lavado de activos, como en el caso de la minería ilegal.
Resulta más que evidente que la calificación jurídica de bandas organizadas cuyo actuar afecta la seguridad del Estado y la estabilidad y seguridad sociales como organizaciones terroristas, exigirá la inclusión de un nuevo tipo penal de terrorismo y un mecanismo especial de proceso y tratamiento penitenciario, no circunscrito únicamente a decidir dónde se construye un centro penitenciario o si a los condenados por dichos crímenes hay que mandarlos a las cárceles salvadoreñas, sino a un diseño más amplio e integral de combate jurídico e institucional.
Nuestro Congreso, como siempre, reaccionó solo al primer impulso norteamericano y ha calificado como organización terrorista únicamente al llamado “Cártel de los Soles” de Nicolás Maduro, entendiéndose tácitamente, tal vez, que esto alcanza a todos los cárteles mexicanos y centroamericanos. Pero ahora que también son terroristas “Los Choneros” y “Los Lobos”, nada se ha dicho aquí sobre el “Tren de Aragua” y tampoco sobre las bandas del crimen organizado que matan a diestra y siniestra.
Es hora de las definiciones. La población no soporta más asesinatos ni extorsiones.
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