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Informalidad en todo… Lamentablemente

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Fecha Publicación: 07/10/2024 - 21:30
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Desde hace varios años, la percepción que muchos peruanos teníamos era que nuestro país era un país de informales, pero orientando ese concepto básicamente a la parte económica. Sin embargo, con el transcurrir del tiempo, nos damos cuenta de que la informalidad es un síntoma que vemos a diario y en todos los campos: sea político, económico o social, evidenciándose en la poca productividad, lo que conlleva al escaso desarrollo, incremento del desempleo, falta de tecnología, carencia de seguridad social, incremento de la burocracia en el Estado, aumento de la inseguridad ciudadana con índices nunca antes vistos, recaudación fiscal con efectos negativos, nivel educativo excesivamente bajo, etcétera. El Poder Ejecutivo carece de liderazgo, y esperamos que el 28 de julio de 2026 llegue pronto; mientras tanto, el Poder Judicial vive quizás su peor momento en toda su historia republicana.
La principal causa de esta informalidad es la corrupción estatal en todos los campos, donde los peruanos de a pie se sienten indefensos y desprotegidos por el accionar de sus autoridades. Levantan la voz y buscan oportunidades para su supervivencia; sin embargo, no hay respuesta, y cada quien soluciona sus problemas como mejor considera. Por otro lado, los medios de comunicación, día a día, tratan de distraer la atención con hechos vergonzosos de un país informal y sin futuro para los jóvenes, quienes se dan cuenta de que aquí no tienen cabida.
Los poderes del Estado y las principales instituciones cuentan con niveles de aceptación deplorables, porque la población peruana se da cuenta y considera que sus derechos, de manera general, están siendo vulnerados por un sistema caduco e informal donde cada quien hace lo que quiere. Por un lado, el Congreso de la República promueve y aprueba leyes que los otros poderes del Estado simplemente no cumplen ni hacen cumplir, demostrando ausencia de autoridad, ausencia de jerarquía, ausencia de gobierno, y evidenciando una situación de desorden político y social debido a la falta o debilitamiento de la autoridad, lo que conlleva a un estado de anarquía.
Con todo este desorden por lograr una cuota de poder y demostrar quién es más fuerte, apelando al autoritarismo y a leguleyadas para imponer su voluntad, acuden al Tribunal Constitucional, que se ha constituido en la instancia más importante del país, donde todos recurren como último recurso para buscar justicia. Las otras instituciones otorgan más valor al interés personal y lo ideológico que al fin supremo de la sociedad, que es la defensa y respeto de la dignidad de la persona humana, lo cual desvirtúa totalmente el respeto a la Constitución y lo que significa el modelo democrático que todos deseamos.
Toda esta situación de informalidad e injusticia que vivimos día a día, con autoridades que no quieren cumplir la ley ni asumir responsabilidades ni ejercer liderazgo en beneficio del país, con sentencias emitidas después de 40 años en contra de sus enemigos ideológicos, y que el Estado, en su conjunto, no es capaz de dar solución a los problemas intrínsecos de la persona, solo origina resentimiento y decepción por un sistema y por personas que, lamentablemente, no están a la altura de las circunstancias para nuestra sociedad y realidad actual.

Por Gral Div EP Ronald Hurtado Jiménez

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