Inmobiliarios de exportación

Invitado la semana pasada por Inversiones Inmobiliarias Global, MG Developer y Capeco a una conferencia sobre las oportunidades que hoy tiene el mercado norteamericano, como destino de inversión en desarrollos inmobiliarios, en especial en Miami (Florida), tuve la certeza de que la internacionalización de los inmobiliarios peruanos y la conquista de nuevos mercados se había iniciado ya.

Un carismático y muy bien informado Alberto Bernal, colombiano y certero analista financiero, demostró con una simpleza envidiable que no existen grandes riesgos para quienes inviertan en el mercado norteamericano, entendiendo también que la economía China crecerá un 5.6% el 2023, aunque luego lo hará a tasas de 3%, pero seguirán creciendo sostenidamente.

Alirio Torrealba, CEO de MG Developer, señaló que este es el mejor momento para invertir en Estados Unidos, porque cada año más familias venden sus pertenencias y se mudan de otros condados, buscando nuevos trabajos y escuelas, y ello mueve la mayor demanda inmobiliaria.

Por su parte, Rocío Dianderas, CEO de Inversiones Inmobiliarias Global reveló que hace tres años una nueva generación de inmobiliarios peruanos venían explorando el mercado norteamericano, pero recién hace cuatro meses se hicieron realidad los primeros proyectos con inversión peruana. Ella estimó que hoy la inversión de los peruanos bordea los US$ 45 millones y proyectó que en los próximos 5 años esta cifra llegará a los US$ 250 millones.

Lo cierto es que la atracción de inversiones requiere de un clima virtuoso que combine estabilidad económica, facilidades financieras, familias que demanden viviendas y empresarios con hambre de éxito para hacer negocios. Estas tres condiciones las tiene hoy, según los expertos con los que estuvimos reunidos, un lugar como Florida en Estados Unidos.

La pregunta que todos nos hacíamos después de las charlas magistrales, además de felicitar el éxito de los empresarios peruanos pioneros que vienen invirtiendo en desarrollos inmobiliarios en el exterior, era cómo replicar este clima virtuoso para generar un boom de inversiones inmobiliarias en las distintas regiones del país.

Empresarios con hambre de hacer negocios los tenemos, más de 1 millón 800 mil familias que demandan tener vivienda propia adecuada también las tenemos. Estabilidad económica aún la tenemos, aunque el crecimiento se desacelera cada año, pero seguimos mal que bien en piloto automático. Pero en el caso de nuestras regiones, requerimos que el Estado dé un salto cualitativo importante en definir reglas de juego más claras para el inversionista y facilidades financieras para que las familias y los empresarios hagan realidad ese clima virtuoso que estamos buscando hace más de una década.

¿Qué impide que empresarios y gobierno nos pongamos de acuerdo para promover este clima virtuoso ansiado que transforme de una vez por todas las regiones del país? Pensar nuestras ciudades no es un imposible. Mucha literatura y estudios indican los caminos que debemos seguir. Solo debemos resolver dos grandes limitantes en un pacto país que nos reinserte en el mundo global: acceso a la tierra y al agua. ¿Qué más estamos esperando? ¡Manos a la obra!

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