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Inmunes al miedo

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Madeleine Osterling
Fecha Publicación: 10/03/2020 - 22:10
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Si el gobierno hubiera podido encontrar en el Covid-19 algún elemento susceptible de explotación propagandística, cierta vía para acentuar su práctica populista, Martín Vizcarra hubiera asumido, rápidamente, el liderazgo de la crisis recogiendo favores ciudadanos. Sin embargo, sabe perfectamente que este terrible virus es una prueba más para su pésima gestión y que, ante un eventual desastre, no podrá invocar el mantra de su “impecable” lucha contra la corrupción.

Con su ministra de Salud al lado, silenciosa y casi invisible y, con demasiada parafernalia, Vizcarra se dirigió al país para confirmar un primer caso de la enfermedad. Con alguna empatía expreso: “Quiero enviar un mensaje de tranquilidad a los peruanos, nuestro gobierno ha dispuesto todas las medidas necesarias para enfrentar una situación de este tipo”. Señaló que se había implementado un Plan Nacional de Preparación y Respuesta, pero no se atrevió a enfrentar las oprobiosas carencias sanitarias de millones de peruanos ni las promesas incumplidas como inaugurar 80 nuevos hospitales –más de uno por semana– durante el 2019. ¿Por qué nos sigue mintiendo? Esto ya es patológico, señor Vizcarra. Olvida usted que no se puede enfrentar una situación extraordinaria con medios ordinarios –ya de por sí insuficientes y de mala calidad–; por ello, cualquier ofrecimiento generoso e irresponsable será rápidamente desmentido por la realidad. Las redes sociales no perdonan, pero sus encuestas seguramente sí.

El inexcusable tema de la carencia de agua potable es tabú para los funcionarios públicos, no debe tocarse, a pesar de que más allá de las máscaras y desinfectantes, el más elemental principio de higiene y prevención es lavarse las manos con abundante jabón durante 20 segundos. Preguntada la ministra de Salud, le pasó de taquito la responsabilidad a Vivienda, indicando que Midis y Minedu están coordinando la distribución de kits de aseo. Algo es algo, pero seguramente serán materia de acaparamiento, distribución selectiva y quizás venta. En épocas de emergencia, la escasez de lo esencial solo genera aprovechamiento y mercantilismo. Lamentablemente, la salud es un gran negocio aquí, y en todas partes del mundo.

Por su lado, la ministra Alva, por quien guardo el mayor respeto, reunió a diversos alcaldes para pedirles que agilicen 9 proyectos que inyectarán 500 millones de soles a la economía. Qué tristes hombres estos alcaldes que necesitan que el MEF los vapulee para que reaccionen. La mayoría de las municipalidades están quebradas porque los vecinos no pagan los arbitrios y aun así, ponen a dormir inversiones que les generarán rentas y trabajo local. ¿Será que aún no concilian el monto de la coima? ¿Funcionarios de mando medio los tienen retenidos? Comprendemos la desesperación de la ministra, la caída en la recaudación del IGV interno en febrero es el mejor reflejo de una economía congelada pero el “micro management” no es la fórmula, así como tampoco culpar siempre a los factores exógenos.

Aunque los complique, resulta imperativo dejar en suspenso el aumento de la RMV y tomar medidas estructurales de incentivo a la inversión. No hay otras opciones.