Inteligencia artificial y real diplomacia
La llamada inteligencia artificial (IA) puede tener algunos beneficios en diversos ámbitos, para quienes se puedan aprovechar de ella. Pero significa a la vez enormes riesgos, especialmente en el campo militar. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, así como el secretario general de la ONU se han ocupado recientemente del tema y de los peligros que ella acarrea, ante un posible mal uso en operaciones militares.
Se trata de un desarrollo tecnológico más avanzado y costoso. Pero al fin un inhumano accionar para repetir como actividades en forma tecnológica, que no son verdadera inteligencia.
Una computadora no puede reemplazar al ser humano, el único inteligente del planeta Tierra; y está capacitado para, racionalmente, condicionar algunos aspectos de la inteligencia natural. Es un virtuoso dotado de sentimientos y moral. Y por ello mismo puede crear .
El hombre es un ser no artificial. Es naturalmente capaz de innovar. Para ello administra varios instrumentos, así como modalidades: el sentido ético, el amor, la sensibilidad y, adicionalmente, la emotividad En ese contexto cabe recordar a santo Tomás de Aquino, quien sostuvo que en tanto los hombres no encuentran inspiración en la virtud son incapaces de crear algo bueno.
Una computadora envejece más rápido que un humano y queda en un par de años obsoleta. Como pronto caducará la llamada Inteligencia Artificial. En tanto los que no tenemos los códigos ni manejamos las claves de una tecnología que otros nos proponen aceptar, debemos tener especial cuidado. Caer en una dependencia, nos limita la libertad, y puede resultar también algo muy caro, demasiado oneroso para el alcance de todos. Así el elemento participativo e inclusivo de toda democracia, se vería afectado.
No debemos caer en la idea de que la IA va a ayudar a solucionar los problemas fundamentales que afectan a la mayoría en el mundo, como son el hambre, la falta de un trabajo decente, la carencia de solidaridad, así como la constante amenaza a la paz y seguridad.
Lo real está en los logros que podemos alcanzar incluso en el ámbito más exclusivo de la ciencia. Así recientemente gracias a las gestiones de nuestra embajada en Viena y nuestra Cancillería, ante la Organización Mundial de Energía Atómica (OIEA) se obtuvo para Bagua un avance tecnológico importante.
En el marco del programa “Rayos de Esperanza”, se mejoró el acceso al tratamiento oncológico, así como medidas para combatir enfermedades que se pueden transmitir de animales a humanos. Además, para un mejor control de contaminación por plásticos.
La OIEA además donó un mitógrafo digital para detectar cáncer a la mama al hospital de dicha ciudad. Todo ello como una iniciativa dirigida por el viceministro de Relaciones Exteriores embajador Ignacio Higueras Hare.
Con la presencia del Perú y sus científicos, se fortalecen los esfuerzos multilaterales para el fomento de la aplicación de la tecnología nuclear. Ello para la paz y el desarrollo.
Queda demostrado así que con inteligencia –de la real- y una diplomacia realmente eficiente, se llegan a realizaciones concretas para beneficio del Perú y la comunidad internacional.
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