¡Intolerable estupidez!
¡Para propios y extraños, el Perú de fines de la centuria anterior fue un país invivible! Entre las décadas de los ochenta y noventa del siglo veinte, los peruanos sufrimos uno de los más despiadados, sanguinarios y mortíferos ataques terroristas que registre la historia. Cerca de 35,000 seres humanos fallecieron ejecutados, víctimas tanto de la metralla, el fusil y la dinamita, así como de la sevicia de los terroristas pertenecientes, tanto a sendero luminoso como al mrta; liderados respectivamente por sus cabecillas: víctor polay y abimael guzmán. ¡Dos genocidas de la peor ralea! No obstante, un cuarto de siglo después no solamente vemos circulando libremente a herederos de aquellos mesiánicos exterminadores, convertidos en “políticos” -pedro castillo, vladimir cerrón, y muchos legisladores a quienes ambos aglutinaron para ocupar el Congreso; lo mismo que a ministros y/o ministras que les apoyaron durante su corta, aunque impresentable gestión durante año y medio de caótico desgobierno. ¡Todos estos trabajaron incesantemente para que aquel terrorismo genocida de siempre se consolide en las entrañas del Estado, convertido ya en amo y señor de la sociedad peruana! Lo más grave de eso es que, apenas un puñado de peruanos -entre ellos los periodistas de este periódico-, protestamos por la estupidez de una mayoría ciudadana que, de manera temeraria y censurable, votó para presidente a favor de quien en esos momentos era el secretario general del ala senderista del profesorado. EXPRESO alertó a toda la sociedad de las graves consecuencias que ello acarrearía para nuestra nación. ¡Nunca nos equivocamos! Tampoco nos desviamos del rumbo que trazamos para que el Perú se deshiciese -tanto por la vía constitucional como la democrática- de esa aterradora amenaza para su sociedad, apellidada Castillo. Aunque, todavía quedan ciertos bolsones de terroristas incrustados en el Estado, decididos a repetir aquel baño de sangre que planificaron para saciar su sevicia y, apelando a la amenaza y al pánico, para que los peruanos se rindiesen y les dejasen secuestrar el Estado. Como, bajo similares circunstancias, ocurriera a su tiempo en Cuba, Venezuela o Nicaragua.
Uno de esos bolsones senderistas quedó instalado nada menos que en el gremio del profesorado, un sector estratégico para seguir diseminando el virus letal del odio de clases, el complejo de inferioridad, el resentimiento social y cuánta inquina sea necesaria para envenenar a nuestra niñez y juventud, adoctrinándole para que aplauda, esta vez, el retorno triunfante del senderismo. Se trata de familiares de los terroristas que desataron aquel ataque al país el siglo pasado. Incluso la congresista Martha Moyano sostiene que “no sólo hay terroristas infiltrados dictando clases en los colegios, sino que unos 800 -vinculados a sendero luminoso- estarían trabajando en el poder Judicial.”
Presidente Boluarte; Juez Arévalo, presidente del poder Judicial; premier Otárola y ministro de Educación: su actitud es imperdonable y su temeridad delictiva. Ustedes atentan contra el futuro del Perú. ¡Como autoridades que son, deben adoptar medidas inmediatas, y déjense de hablar necedad y media! ¡Y encima, a media voz! Es su trabajo expectorar del Estado a todo terrorista infiltrado. ¡Hoy mismo!
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.
