Investidura pospuesta
El sensible deceso de un congresista oficialista, ha postergado la continuación de la sesión de investidura del Gabinete Vásquez “sin cambios” hasta el 4 de noviembre próximo.
Nuestras condolencias a los deudos del fallecido y, a la vez, nuestra sorpresa y preocupación porque se posponga por diez días la votación de la cuestión de confianza quedando el país en vilo y en la incertidumbre institucional.
Pasa y basta que esta lamentable muerte pueda justificar la suspensión de esta indispensable sesión de control político por dos o tres días en señal de duelo y para que se acredite al candidato accesitario que ocupará la curul.
No obstante, en la crítica coyuntura política, económica y social que sufre el país nada justifica tan dilatado plazo salvo que obedezca a otro tipo de intereses, negociación o componenda.
A nadie escapa que la tensa espera por espacio de semana y media aumenta la inquietud y desasosiego que se vive diariamente, perjudicando aún más la marcha de la Nación. Empero, si este aplazamiento puede servir para recomponer el discutible Consejo de Ministros expectorando y sustituyendo debidamente a los titulares ministeriales más impresentables –como los del Interior y de Educación por todo lo que se conoce- contribuyendo así a calmar algo las aguas, pues bienvenido será este compás de espera.
De lo contrario, si este retraso responde a maquinaciones subalternas que únicamente agravarán la situación, la Junta de Portavoces y/o el Consejo Directivo del Congreso debieran reconsiderar lo acordado y retomar la sesión de investidura a la brevedad posible.
No es intención nuestra parecer ajenos al dolor causado por la súbita partida de un parlamentario. Sin embargo, la grave coyuntura por la que atraviesa la Patria exige que se actúe con presteza. ¡AMÉN!
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