Invocación a los congresistas
Señores legisladores, este comentario no implica teoría de la conspiración alguna. Sólo lleva el sello de angustia y preocupación de millones de ciudadanos que, al momento de votar aquel abril de 2021, confiaron en ustedes para que, al menos, actuasen como voceros suyos. ¡Nunca de intereses ajenos y/o de agrupaciones políticas u otros individuos o sectores presentes en el Congreso; y/o a consignas políticas diferentes a los postulados que ustedes propusieron al tiempo de solicitar nuestro voto! Hablamos de la honda preocupación que embarga a este contingente de peruanos demócratas, por lo que sería probable que suceda en los comicios previstos –hasta hoy– para el año 2026, en caso sigan en sus cargos dos sujetos justificadamente cuestionados en el JNE como el jerarca que lo preside, Jorge Luis Salas Arenas; y el gerente de la ONPE, Piero Alessandro Corvetto Salinas. Ambos funcionarios públicos que, por su inconducta, se consideran por encima del bien y el mal, siendo en rigor cómplices de un atentado de enormes proporciones. ¡Como el que orquestaron durante la primera y segunda vuelta del proceso electoral 2021!
Ustedes, como encargados nada menos que se supervisar, entre tantas otras dependencias estatales, nuestro sistema electoral, están perfectamente enterados del atentado delincuencial que protagonizaron los señalados sujetos, afectando en forma general al país entero y a una inmensa proporción a ciudadanos que, confiados, depositaron su voto en aquel proceso electoral. Pero tras conocer los resultados, se enteraron de la adulteración de centenas de miles de actas validadas. Pero de esto no fuimos informados por ustedes, sino por los medios. Y días después por una denuncia pública, brillantemente sustentada, presentada ante el JNE por delegados de los sectores democráticos que participaron en dichas elecciones; encabezados por la acendrada política Lourdes Flores. Reclamo que, en forma por demás prepotente e ilícita, el citado Salas Arenas se opuso a tramitar. Ni siquiera permitió a los voceros de las agrupaciones políticas que participaron del reclamo, contrastar las firmas de aquellas actas observadas con los registros del padrón de Reniec, con la participación de la Onpe. Algo que, a todas luces, significó un fraude electoral que, repetimos, Salas Arenas probablemente consolidó, dada su simpatía por el candidato fraudulentamente ganador, simpatizante del comunismo, a quien Salas Arenas preferiría –evidentemente–, dada su formación comunista y abogado defensor de terroristas, apelando a su empatía con esa corriente totalitaria donde los exadictos son perseguidos por traidores. Apelando a aquello, señores legisladores, demandamos su atención para que, a la brevedad, remuevan del cargo tanto a Salas Arenas como a Corvetto Salinas, como única medida preventiva para que, esta vez, la siguiente elección general esté exenta de todo fraude. Como la anterior, que finalmente acabó originando las graves consecuencias que estamos viviendo, inmersos en un país al borde del caos. Será la única garantía para que la ciudadanía se exprese confiada en las urnas. Adicionalmente, su atención servirá de acicate para que el pueblo vuelva a confiar en sus instituciones fundamentales, como el Congreso de la República, el primer poder del Estado.
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