“Irán es una gran nación gobernada por una tiranía”
A finales del año 2019, la delegación iraní en una visita alCongreso de los Diputados del Reino de España solicitó formalmente que las mujeres no les miraran a los ojos y que se abstuvieran de darles la mano. Sorprendentemente estos términos fueron aceptados por toda la izquierda y tuvo que ser VOX quien protestara y enmendara tal disparate en la casa de la soberanía nacional. No podía ser aceptado que en una visita a casa ajena se impusieran los usos y costumbres foráneos sobre los propios, más cuando eran humillantes.
Tristemente, hoy miles de mujeres iraníes sufren la represión de un régimen religioso cegado a las demandas de una población joven. Un pueblo que no quiere vivir bajo el régimen opresor de una República Islámica con la que muchos de ellos no se sienten identificados.
La corrupción en Irán probablemente sea una de las principales razones del desencanto joven con sus gobernantes, pero también lo es la falta de libertad. La población de Irán supera los 87 millones de personas de los cuales más del 50% tiene menos de 40 años y el 50% de sus estudiantes universitarios son mujeres. Algunos estudios hablan de la fuga de más de 180 mil personas con formación al año.
El movimiento de desobediencia civil de mujeres iraníes es un ejemplo de lucha. A finales del 2022 la ONU expulsó a la República Islámica de Irán de su comisión de Mujeres. Una votación ganada ampliamente por aquellas naciones que no podían ser impasibles a la represión desatada tras la muerte de la joven Mahsa Amini. Según varías ONGs hasta finales del 2022 más de 400 personas habían sido asesinadas, miles detenidas y 11 condenadas a muerte. El terrible crimen no fue otro que quitarse el obligatorio velo islámico. Hoy ese grito de libertad es copiado por decenas de miles de mujeres en todo el país.
Por lo tanto, es lícito preguntarse los motivos del gobierno de la presidenta Dina Boluarte para aceptar las credenciales del embajador iraní. Especialmente en un asunto que sus antecesores habían gestionado hábilmente. Cinco son, resumidamente las razones para establecer relaciones diplomáticas entre las naciones: política exterior, intereses económicos, intercambio cultural y educativo, acceso a información y recursos.
Ninguna de ellas son prioridades del gobierno actual. Además es un acto que tensiona las relaciones con las naciones que están exigiendo el respeto de los derechos humanos en Irán, significativamente Estados Unidos y la Unión Europea, y más importante aún las primeras en apoyar y reconocer la soberanía e institucionalidad del gobierno de Dina Boluarte.
No hay vuelta atrás para Dina Boluarte, su único camino es asumir su presidencia y gobernar de acuerdo a su mandato democrático y atender las necesidades del pueblo peruano, que no son pocas. Cualquier acercamiento a sus antiguos colegas locales o internacionales es una grave error. Especialmente, cuando estos son parte del eje del mal que amenaza el mundo libre.
Por: Víctor González Y Coello de Portugal
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