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IV Domingo de Adviento: “No hay nada estable más que Dios”

Fecha Publicación: 21/12/2019 - 20:20
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Queridos hermanos, estamos ante el domingo IV del tiempo de adviento. Dice la Primera Lectura del libro de Samuel: “Cuando el rey David se estableció en su palacio el Señor le dio la paz con todos los enemigos que le rodeaban. Yo estoy viviendo en una casa mientras el arca del Señor vive en una tienda”. Esto es interesante, porque es el símbolo del éxodo. No hay nada estable más que Dios.

Continuando con la primera lectura: “Natán recibió esa noche la siguiente Palabra del Señor: Eres tú quien me va a construir una casa para que yo habite en ella. Yo no quiero nada fijo (dice Dios). Yo estaré contigo en todas tus empresas y acabaré con tus enemigos. Sabrás que yo soy Dios por la forma de actuar. Ponte en camino, sal de ti mismo, sal de tu oscuridad, sal de tu instalación. Pondré paz con todos tus enemigos, te haré grande y te daré una dinastía. Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia y tu trono durará por siempre”. Esta es la profecía que nos hace hoy el Señor.

Posteriormente, respondemos con el Salmo número 88: “Cantaré eternamente la misericordia del Señor, porque mi alianza con Él será estable”. La alianza que nosotros hagamos con Dios es estable, Dios no necesita riquezas, solo quiere nuestro corazón.

En la Carta de san Pablo a los Romanos en la segunda lectura: “Fortalecernos con el evangelio porque Dios se ha revelado a nosotros, se ha desvelado”.

Pongámonos ante Dios en este tiempo de navidad, leamos la Biblia en familia, recordando el pasaje de la historia del nacimiento del niño Jesús, y antes de comer elevemos una oración, pidámonos perdón, reconciliémonos unos con otros, y dejemos de hacer el mal. Ese es el espíritu de la Navidad, entrar en el misterio del nacimiento de este pequeño que viene a salvarnos, a darle un sentido a nuestra vida, en medio de la bulla, del consumismo.

El evangelio dice: “El ángel entrando en presencia dijo: alégrate, llena eres de gracia, el Señor está contigo. No temas, María, has encontrado gracia de Dios. Concebirás en tu vientre, darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. El Espíritu Santo vendrá sobre ti. Tu pariente Isabel, a pesar de su vejez, ha concebido ya un hijo que tiene seis meses, la que llamaban estéril, porque para Dios no hay nada imposible”.

Dice San Agustín que María quedó concebida ya en el corazón. Es decir, que Dios estaba haciendo un milagro y le da la garantía de la fe.

Hay que acudir al Señor porque nada es imposible frente a los problemas que tenemos con nuestros hijos, con tu marido, con la droga, el sicariato, la hipocresía, etc. Dios quiere hacer todo nuevo, pidamos a Jesús y a María.

Que la bendición de Dios Padre Todopoderoso esté con ustedes.