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Jesús viene a rescatarnos

Fecha Publicación: 18/01/2020 - 20:20
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Queridos hermanos, estamos ante el segundo domingo del tiempo ordinario.

La primera lectura del profeta Isaías, el Señor nos dice: “Tú eres mi siervo de quien estoy orgulloso desde el vientre. Quiero hacerte luz de las naciones”. Hermanos, desde el vientre de la iglesia te tienes que formar, que gestar un hombre nuevo. Es decir, tener la naturaleza de Dios y disfrutar de la dignidad de ser hijo de Dios. Esta es la misión que siempre nos ha enviado la iglesia.

Respondemos con el Salmo Responsorial 39: “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad. Tú no quieres sacrificio ni ofrendas sin embargo tú me has abierto el oído. No pidas ni sacrificio ni expiatorios. Estoy aquí para hacer tu voluntad y llevo tu ley en las entrañas”.

Este salmo representa un gran signo de misericordia y envío, es decir, para hacer su voluntad.

Dios quiere abrirnos el oído, porque quiere que tú, escuchando la Palabra de Dios, puedas cambiar. Recuerda que la conversión pasa por la escucha, por tener el oído abierto a la Buena Noticia.

Hay que llevar la Torá, el decálogo, dentro de ti. Esto es ser hijo de Dios.

En la segunda lectura de san Pablo a los Corintios: “Yo Pablo, llamado a ser apóstol de Cristo por designio de Dios, invocar el nombre de Jesucristo”. Fíjense en quién es Pablo, un cristiano perseguido, acusado de asesino, llamado por Dios para anunciar y testificar la llegada del Mesías y el perdón de los pecados. Invoquemos el nombre de Jesús tú y yo, Él quiere hablar contigo y conmigo y darnos su espíritu.

En el aleluya cantamos: “La palabra se hizo carne y acampó entre nosotros. A los que la recibieron les dio el poder de ser hijo de Dios y tener su naturaleza”. La palabra se ha hecho carne para rescatarnos de nuestro orgullo, de nuestra soberbia, de nuestra ira, de nuestro hombre viejo y se pose en nosotros la carne de cristo.
En el evangelio de san Juan se dice: “Al ver Juan a Jesús le dijo: Este es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Tras de mí viene un hombre que está delante de mí, porque existe antes que yo. He contemplado el espíritu que bajaba del cielo como una paloma y se posó sobre él, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo que aquel a quien veas bajar el espíritu y posarse sobre él, ese es al que ha de bautizar con el espíritu santo”. Juan dio testimonio sobre quién era Jesús. Hermanos, este es Jesús de Nazaret, no lo olvides porque viene a rescatarte, ayudarte y sacarte de la depresión, del estrés, de la mentira, de la corrupción, de tus pecados, de tu soledad. Él es el que quiere darte el Espíritu Santo.

Este es el hijo de Dios, el Mesías. Hermanos, dejemos de crucificar y de ser políticos para los demás, cambiemos nuestro corazón asesino que todos tenemos por un corazón lleno de amor, de misericordia, de mansedumbre.

Que la bendición esté con todos ustedes.