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José Mujica y la austeridad

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Fecha Publicación: 14/05/2025 - 21:40
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José Alberto Mujica Cordano, expresidente de la República Oriental del Uruguay (2010-2015), que acaba de dejar este mundo el pasado martes 13 de mayo, a los 89 años de edad (1935-2025), marcó su paso como mandatario de su país por la visibilísima austeridad en su vida de todos los días. La ausencia de apego por las cuestiones materiales realmente fue admirable y siempre tendré que decir que, aunque fue un hombre de izquierda, que yo no soy, sus virtudes por la austeridad y la pobreza, no se las debe a la izquierda ni al comunismo, ni mucho menos al marxismo, como creen los progresistas del siglo XXI, si no, a su modelo de vida, construido a partir de su relación con el mundo que le tocó vivir, que es distinto. Mujica ha sido una lección con látigo para todos los que han llegado al más alto cargo de un Estado, pues al concluirlo, se retiró en las mismas condiciones en la que lo asumió, es decir, una práctica de vida en la jefatura del Estado esencialmente franciscana, una completa rareza entre los presidentes de los países de América Latina que, al final de sus mandatos, mayoritariamente, son objeto de grandes y azarosas críticas por la marcada contraposición en el modo de vida que se terminan verificando entre la que tenían al llegar al poder y la que ostentaban al dejarlo. Mujica llegó a la presidencia de Uruguay en su Volkwagen, y se fue de la Torre Ejecutiva o también del emblemático Palacio de Estévez, sede actual e histórica del Poder Ejecutivo uruguayo, respectivamente, en su mismo auto, en señal de complejo de mensaje de honradez. No quiso decir que debamos vivir con el mismo auto toda la vida porque esa tampoco es la mirada del Evangelio de Jesús de Nazaret, que proclamamos los socialcristianos. No. Su mensaje fue contra la corrupción que tanto hemos visto en nuestros países y desde luego en el Perú. Mujica no enseñó a vivir en la pobreza si no a apreciar el valor de la austeridad, que es la práctica de la ausencia de la opulencia y el derroche. Los izquierdistas de América Latina, que, buscando sacarles provecho a las virtudes de Mujica, lo solían poner como el paradigma de sus ideologías, por supuesto que jamás le hicieron caso alguno porque los gobernantes venidos de esta cantera ideológica -también los hubo en la derecha de nuestra región, por supuesto-, se cuentan entre los más corruptos que registra la historia política contemporánea. Curiosamente, siendo yo puritanamente realista y pragmático, aprecié del exguerrillero uruguayo, su enorme idealismo, pero, sobre todo, la consecuencia de la coherencia entre su discurso y su práctica de vida. Por eso lo respetaré siempre. Q.e.p.d.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

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