ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Jugando con fuego

Imagen
Fecha Publicación: 18/03/2024 - 23:00
Escucha esta nota

¿Acaso alguien en su sano juicio estaría en condiciones de vaticinar el resultado de las elecciones generales peruanas, previstas para abril de 2026 y su consecuencia en el escenario nacional? ¿Recuerdan lo que soportamos tras los comicios de 2021? ¿Acaso examinando los peligrosos antecedentes de determinados candidatos que se apresten a participar en las elecciones convocadas para 2026, no apelarán estos al probable uso de dinamita o de algo, todavía, más potente? A criterio de este escriba, las perspectivas para el ambiente de los comicios entrantes pudiesen ser tanto o más riesgosas que los incendiarios comicios de 2021. Por tanto, resultaría temerario que, ante semejante duda, el primer ministro Gustavo Adrianzen, en clara muestra de ligereza o irresponsabilidad haya adoptado decisiones de profunda envergadura que –¡cuidado!– pudieran acabar comprometiendo al país a situaciones más complicadas, y pondrían en grave riesgo la vida y salud –o cuando menos propiciarán enorme incomodidad y riesgos de diverso calibre–, tanto a deportistas como autoridades y turistas invitados. Gente que esos días estaría visitándonos para asistir a los XX Juegos Panamericanos previstos, justo, para ese preocupante año? En otras palabras, la decisión de este gobierno de llevar a cabo los XX Juegos Panamericanos, precisamente el año 2027, nos parece inoportuna pero sobre todo, muy arriesgada; al margen de las derivadas económico/financieras en tiempos tan expuestos. ¡Como recién realizadas unas elecciones muy riesgosas! Tanto que ningún otro país de América levantó la mano para hacerse del brulote de invertir cientos –o miles– de millones de dólares, para ser sede de estos juegos. Salvo Perú que, a pesar de que sus hospitales, escuelas, comisarías, etc. –incluso patrulleros y cuánto activo estatal debiera estar operativo al servicio del pueblo– no funcionan por falta de Presupuesto.

Seamos más realistas, aunque sea por primera vez, amables lectores. La excusa de “una demora” en transferir los fondos que diera Colombia –para deshacerse como sede de los Juegos Panamericanos 2027 en la ciudad de Barranquilla– marcaba el paso del desgano del comunista Gustavo Petro por acoger esta fiesta deportiva. Aunque ninguna otra nación americana gritó esta boca es mía, confirmándose un generalizado desánimo por asumir un reto complicado y muy costoso para organizar un evento de potentes magnitudes. No obstante, el Perú –inmerso en la peor crisis socioeconómica, política, moral, financiera, etc. de toda su historia– sí se lanzó a una piscina vacía, exhibiendo una insuperable responsabilidad no compartida por las demás naciones del Continente, reafirmando temerariamente estar dispuesto a disponer de, al menos, 360 millones de dólares para llevar a cabo este evento; mientras la ciudadanía clama por comida; existen muchas poblaciones afectadas por un –afortunadamente– moderado fenómeno El Niño; y continúa altísima la tasa de desempleo e informalidad.

Imposible pedirle responsabilidad a un régimen como el de Dina Boluarte porque, sencillamente, desconoce el significado de este término. Pero, como señalamos al inicio de este comentario, al margen de la cuestión económica aparece la inmensa irresponsabilidad de invitar a un millón y medio de extranjeros, apenas concluidas unas elecciones sumamente complicadas.

Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.