Juicio popular

En las noches de terror sangriento vivido en Ayacucho en manos de Sendero Luminoso, nunca se podrán olvidar los juicios populares que hacían los terroristas a los ciudadanos,
con la finalidad de buscar cualquier pretexto para justificar sus asesinatos. Si una noche pasaban los militares o policías por un poblado y recibían agua, alimentos o alojamiento, a la noche siguiente de seguro llegaba a ese mismo poblado una columna terrorista a buscar a los humildes pobladores para llevarlos a la plaza y someterlos a un juicio popular, sin debido proceso, garantía ni quién los pudiera salvar. Únicamente bastaba la palabras de estos terroristas para encontrar culpables a los inocentes peruanos. Los ataban, les coartaban la lengua para dar un mensaje a los demás de no ser soplones y luego los asesinaban sin piedad
La barbarie que vinimos en Ayacucho culminó con el triunfo de las fuerzas del orden sobre Sendero Luminoso y cuando parecía que estas historias sangrientas habían quedado en el pasado para no repetirse jamás. El señor Pedro Castillo ha dispuesto incorporar a las rondas campesinas a la seguridad ciudadana, lo cual no tendría otra finalidad de contar con una fuerza paralela a la Policía Nacional que le sirva para controlar al ciudadano.
Luego de los ataques y mensajes violentos ejercidos por los ronderos traídos al centro de Lima para ejercer presión ante la falta de proclamación como presidente de Pedro Castillo, pese a los cuestionamientos por fraude electoral, ¿podrían volver los juicios populares? Sí. Pues hemos visto que no han tenido ningún reparo en mostrarse violentos, descontrolados y premunidos de un machete o un chicote.
Esa barbarie podría volverse a repetir en nuestro país, el juicio popular para los opositores ya sean políticos, empresarios, profesionales, artistas y ciudadanos de a pie. Pues ya mostramos nuestro descuerdo con las medidas adoptadas en el gobierno de Pedro Castillo y que exigimos su vacancia inmediata.
Son los Congresistas de la República los llamados a frenar esta situación y mediante una ley prohibir la incorporación de los ronderos como parte de la seguridad ciudadana. Por lo pronto los días pasan y no se ven acciones.

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