Justicia abusiva y fiscal que no investiga
Recuerdo que el abogado César Nakazaki sostuvo hace ya buen tiempo, al cuestionar las prisiones preventivas a granel, que si bien las torturas consiguen que los investigados canten todo lo que saben, no por eso puede ser legal usarlas yendo en contra de los derechos humanos, como se hacen o hacían en las sociedades bárbaras. Lo que hemos visto en los últimos días es, pues, una tortura moderna. El círculo más íntimo (Mirian Morales, Karem Roca Luque y Óscar Vásquez) del presidente Martín Vizcarra, además de otros exfuncionarios públicos, fueron detenidos preliminarmente por 7 días por supuesto peligro de obstaculización y de fuga, en el contexto de la irregular contratación de Richard Swing, quien también ha sido detenido, en el Ministerio de Cultura por más de 175 mil soles.
Desde esta pequeña columna considero que la medida dictada por la jueza Sonia Balazar, a pedido de la fiscal Janny Sánchez Porturas, es abusiva. En pleno estado de emergencia nacional por la pandemia del coronavirus, ¿a dónde podrían fugarse los indagados? ¿No hay, acaso, medidas menos lesivas, como impedimento de salida del país o, incluso, arresto domiciliario para asegurar que las víctimas no entorpezcan las pesquisas? ¿Por qué los intervenidos -salvo Vásquez (¡qué raro!)- tenían que desfilar ante las cámaras con chalecos de detenidos cuando no hay siquiera una sentencia condenatoria? ¿Por qué la Diviac -y no la policía judicial- encabezó el operativo? ¿Por qué Roca Luque, principal testigo en este caso, ha sido detenida?
Pero lo más paradójico de todo esto es que el presunto líder de la organización que se formó en Palacio de Gobierno para favorecer a Swing con “servicios innecesarios”, como indica la investigación de Sánchez Porturas, no afronta ninguna indagación. La fiscal de la Nación, Zoraida Ávalos, quien ha sido mencionada en los ‘Swingaudios’, no ha iniciado pesquisa alguna contra Vizcarra. Ni siquiera responde al pedido del procurador Amado Enco para que se inhiba luego de que amenazara con denunciar a Karem Roca. Ávalos tampoco ha abierto investigación a la exministra de Cultura Patricia Balbuena, pese a que ella viabilizó -por “orden” del mandatario y tras una reunión con Morales- la contratación del excéntrico músico.
El último domingo, Martín Vizcarra trató de minimizar el caso Richard Swing sosteniendo que solo era una contratación de poca monta. Dijo que, a comparación con las indagaciones por corrupción en proyectos millonarios a los expresidentes Toledo, García y Humala, este caso representa una menor cuantía. No se trata del monto, señor presidente, todos hemos escuchado cómo usted coordinaba con su muralla moqueguana para engañar al Congreso y a la Fiscalía en torno a las visitas de su amigo Richard Cisneros, quien recibió dinero sin trabajar, a la sede del Ejecutivo: “Lo que tendría que decirse es que ingresó dos veces, que las demás veces han sido pedidos, solicitudes, que en un momento se han tramitado tal vez, pero nunca entró porque no llegó a formalizarse”. Estamos hablando de que usted habría incurrido en delitos de colusión, obstrucción a la justicia y hasta organización criminal, de modo que, si no fuera presidente, también estaría en la Prefectura.