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Justicia politizada

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Fecha Publicación: 27/08/2024 - 23:00
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Eventualmente retomamos casos de interés para nuestros lectores, como la manipulación humana, por gente que no cesa de insistir en imponernos doctrinas estrafalarias, fanatizada por universalizar un “nuevo catecismo mundial”. Hablamos no sólo de sentido común y de religión, sino de la doctrina humana manipulada, todo por la progresía izquierdista. Gente heredera del fracasado marxismo, derrotado hacia finales del siglo pasado por la cultura occidental, tras quedar perennizado ese caso en la inolvidable caída del Muro de Berlín. Desde entonces, el comunismo se abocaría a reinventarse apelando a su fuerza creativa, producto en sus poderosísimos servicios de inteligencia. Con enorme habilidad, los reorientó para desarrollar estrategias perversas pero exitosas para la autodestrucción de la cultura occidental. Surge así la alambicada teoría de catalogar a los hombres y a las mujeres en gais, lesbianas, bisexuales, trans (transexuales, travestis, etc.), generalizándoles mediante un ejército de ONG establecidas por un Occidente contagiado por el virus autodestructivo del marxismo. Lo que resulta inconcebible es que aquella revolución sociocultural, originaria de los laboratorios comunistas, fuese asimilada como propia por Washington y difundida por todo el planeta a través de agentes suyos. Fundamentalmente, la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID), que hasta entonces ayudaba a las naciones occidentales a incorporarse al progreso mundial, inspiradas en el modo de vida norteamericano basado en la libertad, el estudio, el trabajo y el sometimiento a las leyes dictadas por el sistema democrático. Precisamente, todo lo contrario a lo que propagan las ONG, transformadas en estrafalarias propagandistas del unisexismo, el aborto, el gayismo y cuanta praxis antinatura descubrieran aquellos laboratorios marxistas. Teorías vendidas como pan caliente a clientes occidentales –supuestamente anticomunistas– financiadas por el snob Club de Bilderberg y fundaciones como la Ford, Rockefeller y cuanta familia multimillonaria exhibiera Estados Unidos, hoy abocadas a reducir los impuestos que deben pagarle al Tío Sam apelando a “donar” miles de millones de dólares anualmente para que “sus” ONG difundan alrededor del mundo la nueva religión convertida en catequesis autodestructiva del ser humano.
Atrás quedaron los conceptos hombre y mujer, sustituidos por la corrupción del ser humano a través de la progresiva, sostenida decadencia de los fundamentos morales que rigen al mundo occidental desde los años ochenta del siglo pasado.
Para consolidarlo, el comunismo reconvirtió los derechos humanos en otro factor de lucha de clases, decidido a fraccionar al capitalismo. Nuevamente, EEUU compró la idea. ¡Pero el marxismo iría aún más allá: politizar la Justicia! Ahora nuestros jueces están sometidos al adoctrinamiento político por instructores izquierdistas aleccionados por una ONG como IDL, propiedad de Gustavo Gorriti, agente durante muchos años de George Soros. Este último, además, un titiritero de países tercermundistas y adalid de la transubstanciación de los seres humanos; convertido en uno de los terrícolas más poderosos del planeta vía mecanismos particulares. ¡Como aquel que aplicó ese Miércoles Negro –11 de septiembre de 1992– haciéndole perder mil millones de libras esterlinas al Banco de Inglaterra, asociado con diversos hedge funds y operadores de bolsa que entre ellos compartían información privilegiada respecto a la inminente caída de la libra esterlina!

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