¡Justicia sometida es injusticia!

Partamos del principio. ¡Ningún país libre puede subsistir sin jueces neutrales! Peor aún, con cuarenta mil o más leyes vigentes; la inmensa mayoría de ellas de muy mala factura; aparte de incontables decretos de gobierno.

¡Claro. Ningún país, salvo el Perú! Más grave aún, sobrevivimos en un sistema de Justicia manejado por gente excéntrica al consenso del poder democrático elegido por el pueblo, como sucede desde hace tiempo en nuestro país.

Vivimos entonces en una republiqueta abusiva, donde el poder fáctico lo ostentan unos rufianes conocidos como “los caviares”; la mayoría de los cuales viven muy bien del Estado y consiguen liberarse de todas sus faltas, delitos y crímenes amparados por el manto de impunidad que les concede ser camaradas de una camorra caviar que mantiene secuestrados tanto al Ministerio Público como al Poder Judicial peruano.

Nadie podrá negar que un sujeto llamado Gustavo Gorriti, como viene ocurriendo desde tiempos de Toledo, influye tanto en la Fiscalía como en la corte Suprema, gracias a esas “donaciones” que anualmente reparten sus oenegés, dizque para gestionar el “cambio de enfoque” de las normas en el Perú.

Su misión es cubilietear ante la Fiscalía y el poder Judicial para adecuar los criterios de nuestras leyes a lo que decidan las grandes fortunas planetarias, a través de fundaciones como las de la familia Ford o el siempre cuestionado magnate George Soros. Todos involucrados en el ‘cambio de enfoque social’ del matrimonio gay, alcanzar la igualdad de género, etc”.

¡Una parafernalia de “reformas morales” respaldadas por opiniones “contemporáneas”! Así lo conceptualiza Alain Touraine: “La situación en que vivimos ya no es comparable a aquella otra que tanto ha perdurado, y en la que los factores económicos daban origen a conflictos sociales y luego a mecanismos para su institucionalización y tratamiento legal o contractual.

Este modelo, generalmente denominado modelo democrático social, ya no corresponde a la realidad, incluso para las numerosas personas que lo apoyan y que consideran que, de una u otra manera, se deberá revitalizar.

Sin embargo, para comenzar a entender ciertas tendencias predominantes, creo que antes debemos identificar la situación de la que hablamos y ver cómo definirla.”

Hablamos del nuevo orden universal ideado por el poderoso Grupo Bilderberg. Tras las ONG –financiadas por trusts y fundaciones ligadas al Bilderberg– están los gorritis.

Estos actúan como alabarderos del “nuevo orden” de los ricachones que manejan los hilos de la Justicia en países “influenciables”, como Perú.

Nuestros jueces y fiscales asisten a cátedras y seminarios acá y en varios países, pagados por las ONG. ¡Allí les proponen leyes y/o les inducen a aplicar las vigentes, según el criterio “de avanzada” que dictan los millonarios que juegan a Dios!

Acá los gorritis “conocen” bien a los jueces y fiscales, como para inducirles a identificarse con la neocultura de avanzada internacional.

Lo consiguen gracias al grado de “influencia” al que llegan los infinitos fondos que manejan, hasta convertirse en verdaderos consiglieris de una cúpula de fiscales y magistrados quienes, indefectiblemente, inclinarán sus votos a los dictados de sus instructores.

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