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Juventud y elecciones en tiempos de IA

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Fecha Publicación: 19/07/2025 - 21:00
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Vivimos tiempos de inteligencia artificial. No se trata de un eslogan tecnológico, sino de una afirmación que resume un cambio de época. La IA ya no es una promesa del futuro, sino una fuerza concreta que transforma la educación, el trabajo, la comunicación y la política. Así como hubo tiempos del vapor, de la electricidad o del Internet, hoy estamos en un momento histórico marcado por sistemas que aprenden, predicen y deciden con nosotros y, cada vez más, por nosotros. En este nuevo escenario, la inteligencia artificial no solo redefine industrias; también transforma el modo en que se informa, aprender, se moviliza y se expresa el electorado, especialmente los jóvenes.
Estos sistemas se basan en algoritmos: instrucciones estructuradas que permiten a las máquinas procesar grandes volúmenes de datos para tomar decisiones. Gracias a ellos, la IA puede corregir textos, recomendar rutas, filtrar contenidos, generar imágenes, redactar informes y hasta crear código. Su impacto ya no es teórico: es cotidiano. La IA escribe, traduce, diseña, conversa. Está en nuestras búsquedas, en redes sociales, en nuestras decisiones de consumo y en cómo construimos nuestras convicciones públicas, incluso sin darnos cuenta.
Sin embargo, a diferencia del Internet que democratizó el acceso a la información, la IA aún no está al alcance de todos. Las versiones más potentes (como GPT-4, Copilot o generadores de imagen avanzados) requieren suscripciones mensuales de aproximadamente 20 dólares, que, para muchas familias, son un gasto inalcanzable. Además, el control de esta tecnología está concentrado en pocas empresas.
Aquí entra en juego un actor clave: la juventud. Perú tiene una de las poblaciones juveniles más grandes de la región. Más del 25 % de los peruanos tiene menos de 15 años, y para las elecciones generales de 2026, el 40 % del electorado será joven. Esta ventaja demográfica no es solo estadística: es estratégica. En un país en construcción, la juventud es el presente que define el futuro.
En un contexto de desprestigio del poder Ejecutivo y del Congreso, muchos votantes de mayor edad podrían optar por el voto en blanco, el viciado o simplemente abstenerse, como expresión de rechazo al sistema. Pero para quienes votarán por primera vez —en su mayoría jóvenes— el voto representa algo distinto: un derecho recién adquirido, una experiencia que inaugura su participación en la vida democrática.
Pero ese potencial enfrenta desafíos. Como se expuso en el CADE Universitario, los algoritmos ya están modelando la política. Las campañas usan IA para segmentar votantes, personalizar mensajes y activar emociones específicas, a partir de la huella digital que dejamos en redes sociales. Esto se conoce como microsegmentación, y aunque permite conectar con realidades diversas, también puede reforzar burbujas, polarización o desinformación.
Frente a esto, no basta con saber usar tecnología. Es indispensable entender cómo funciona. Se necesita formar a los jóvenes en pensamiento computacional, ética digital y habilidades para convivir con sistemas que no siempre explican cómo deciden. La IA no debe ser una caja negra incuestionable. Debe ser una herramienta accesible, comprensible y, sobre todo, controlada por principios éticos y democráticos.
El país ha dado pasos importantes. La Ley N.º 31814 promueve el uso de la IA para el desarrollo social y económico con enfoque en derechos humanos. Y el reciente Estudio RAM, elaborado junto a la UNESCO, propone una hoja de ruta para una IA inclusiva y ética. Pero ninguna ley será suficiente si no se garantiza que la juventud tenga acceso real a formación digital y a oportunidades concretas. Programas como Beca 18 son un avance, pero aún dejan fuera a miles de talentos por falta de plazas. Democratizar la IA también significa democratizar las condiciones para aprovecharla.
En este mes patrio, hablar de libertad también implica hablar de acceso. En tiempos donde la inteligencia artificial modela nuestra forma de pensar, consumir, informarnos y votar, la verdadera soberanía empieza por el conocimiento. Necesitamos jóvenes que no solo usen la IA, sino que la comprendan, la cuestionen y la pongan al servicio del bien común.
La inteligencia artificial puede ser una gran aliada para el Perú. Pero solo lo será si está en manos de una juventud crítica, empoderada y formada. El futuro no lo define la tecnología por sí sola. Lo definen las decisiones que tomemos como sociedad sobre cómo se usa.

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