Keiko Fujimori no es una opción para el Perú
Dentro de un año y cuatro meses, el Perú enfrentará su segundo proceso electoral en los inicios de esta nueva década para elegir al nuevo presidente de la República. Iniciamos la década con la política desprestigiada y personajes que ayudaron a ese desprestigio postulando, otra vez, para el sillón presidencial. No sólo me refiero a Verónika Mendoza, pésima candidata que aparecía como una sorpresa en el 2016; su arribismo político y doble rasero la han dejado en el puesto de los perdedores. Mi mirada se centra en Keiko Sofía Fujimori Higuchi, quien ha perdido ya tres elecciones presidenciales. ¡Auch!
Keiko Fujimori es una mujer inteligente, no cabe duda. Sin embargo, es una Fujimori. Cuando su padre ingresó al poder ella tenía sólo quince años de edad, es decir, ha vivido bajo la influencia de la política directamente en el poder, pero no de una política sensata. Hablamos de una guerra sucia llamada política. La hija de Alberto Fujimori aceptó haber perdido las elecciones en el 2011, pero no aceptó perder las del 2016. Keiko Fujimori se hizo con el poder absoluto del Congreso de la República en su segunda postulación. Prácticamente tenía en su poder el mecanismo de control político en el Perú y no hizo nada por las personas, por los peruanos que aún recordaban a su padre.
El fujimorismo tuvo la plena libertad para aprobar leyes que determinaban las funciones y competencias de todos los poderes del Estado, gobiernos regionales y municipales, además de la explotación de recursos naturales. ¿Qué fue lo que hizo Keiko Fujimori? Manipular a sus 73 congresistas para realizar sus caprichos de venganza política y dar la espalda, totalmente, y ni legislar por los que los eligieron. ¿Es Keiko Fujimori una opción presidencial? No podemos impedir que postule, es un derecho. Pero no es la mujer que merezca manejar nuestro país. Lo demostró cuando todos sus congresistas aprobaron la ley que exonera de impuestos a las aerolíneas para importar motores y otras herramientas. ¡Vaya! Qué gran trabajo a favor de los fanáticos del fujimorismo. Protegieron los intereses de aerolíneas, pero jamás las del pueblo, los usuarios de esas aerolíneas.
El pedestre trabajo que Keiko Fujimori realizó como líder de una bancada poderosa en el 2016, se vio reflejado en el Congreso del 2020. La población los castigó: pasaron de 73 congresistas a sólo 15 legisladores. ¿Cuál es el negocio de postular y perder elecciones? Conseguir la inversión económica de diversos sectores económicos y lograr escaños para legislar en beneficio tributario de sus inversionistas parece un negocio rentable. Claro está, si se piensa como líder de una organización dedicada a realizar negocios cada cinco años o cada presidente vacado. Keiko Fujimori puede postular, es su derecho; pero ¿puede llegar a la presidencia? Quizás. En nuestro país, sí muchos creyeron que Gabriela Sevilla estaba embarazada y desaparecida, Keiko Fujimori puede lograr su objetivo político.