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¡Keiko presidenta!

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Fecha Publicación: 05/04/2021 - 22:00
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Ese será mi voto el próximo domingo 11 de abril cuando marque un aspa sobre el símbolo de Fuerza Popular en la porción de la cédula electoral destinada a la elección de la fórmula presidencial de la República.

A menos de cuatro meses de cumplirse el Bicentenario de nuestra independencia, y más allá de la honorífica mención de “presidenta” con que en los albores de la República se distinguió a la dama cusqueña Francisca de Zubiaga -esposa y compañera de batalla del general Agustín Gamarra, dos veces presidente del Perú- lo cierto es que los peruanos no nos hemos dado aún la oportunidad de tener una mujer en la máxima jerarquía al servicio la Nación.

No se trata de una reflexión de corte reivindicativo feminista, que usualmente tiende a reducir las cosas al ser o no ser mujer, sino de una observación que se sustenta en razones de capacidad, preparación, experiencia, de temple probado en la tribulación, de persistencia que demuestra convicción y no simple veleidad de momento. Todo ello en un campo tan difícil como el del ejercicio del derecho de participación política representando una opción partidaria.

De más está decir que no elevo a Keiko Fujimori a la condición de ser sobrenatural, lleno de perfecciones, en modo alguno, ha cometido y cometerá errores como todo ser humano. Sin embargo, a no dudarlo, es la mujer política, -dedicada a esa labor a tiempo completo, salvando su rol como madre y esposa, además de hija y hermana– que más lejos ha llegado en términos de liderazgo y representación en los dos siglos de nuestra historia republicana.

No tenía el 2006 la edad requerida para ser la candidata presidencial del fujimorismo, posición que se había ganado desde su rol de primera dama casi adolescente y el señorío demostrado ante la persecución desatada contra su familia y todo aquél que no proclamara distancia o profiriera agravio respecto al expresidente Fujimori y su gobierno, apenas terminado dicho régimen.
El 2011 pasó a la segunda vuelta, duplicando su votación en la primera y liderando la primera mayoría congresal de oposición.

Cada día me convenzo más –y me animo, en consecuencia, a procurar reconstruir la real votación obtenida– que el 2016 le fue arrebatada la primera magistratura del país, beneficiándose con ello a un grupo cuya cúpula resultó comprometido en grave y pasada, presente y hasta flagrante corrupción, mentira y abuso de poder en perjuicio del país y los peruanos.
Por ello, por méritos y justicia histórica, hago votos por este hito: ¡Keiko presidenta!