La callada como respuesta
¡Entre S/ 25,000 y S/ 50,000 millones! Hasta ahora nadie conoce, exactamente, cuánto (ni en qué) invirtió nuestro Estado a través del hueco negro conocido como la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC), concebida por el entonces presidente Pedro Kuczynski para reconstruir regiones y ciudades destrozadas por el Niño Costero 2017.
Cifras estériles. ¡Porque, en la práctica, lo que se ha desembolsado no ha dado resultado alguno! ¿La razón? La ARCC simplemente erigió proyectos inconsistentes, sobre las mismas bases -y en los mismos espacios- que las ruinas dejadas por el estremecedor evento de hace seis años.
Concretamente, nunca empezó por el comienzo. ¡Es decir, por las estructuras basicas de drenaje y canalización de nuestros ríos y quebradas! Únicamente se limitó a planear y construir obras incoherentes sobre las ruinas. Y hoy, tras los efectos del ciclón Yaku, casi todas esas edificaciones –colegios, puentes, hospitales, etc.- colapsaron y quedaron tanto o aún más ruinosas que aquellas que sustituyeron.
Es este el clásico ejemplo de una mala gestión, consecuencia a su vez del mal nombramiento de aquellas personas a cargo de administrar una entidad como la ARCC, que ha manejando entre S/ 25,000 y S/ 50,000 millones. Responsables meridianos son el ex presidente Kuczynski, su partenaire Vizcarra y el presumido Sagasti. Felizmente el golpista/corrupto Castillo apenas nos desgobernó año y medio.
El expresidente Vizcarra designó como presidente de la ARCC a Amalia Moreno, quien, con supina eficacia, dispuso de un gasto inicial superior a cuatro millones de soles, exclusivamente para alquileres de oficinas/estacionamientos.
Pero el problema es bastante más complejo y está rodeado de aristas dudosas. Por ejemplo, la ARCC suscribió un convenio secreto –como hizo la Fiscalía con Odebrecht- con gobierno del Reino Unido.
Contrato que se mantiene bajo llave, impidiendo que la opinión pública, el Congreso de la República y la Contraloría estén enterados de los términos correspondientes. Algo fundamental, tomando en cuenta los infortunados resultados obtenidos hasta el momento.
Hay más. El ex primer ministro inglés, Boris Johnson, al firmar el contrato manifestó que "el Perú se beneficiará con la vasta experiencia que exhibe nuestro país en estos asuntos". Declaración lírica que no se condice con la realidad, tras el desenlace de los trabajos, tanto respecto a los planes y proyectos como a las obras en sí. Particularmente, considerando las responsabilidades pactadas a través de este secreto suculento, gracias al cual el Reino Unido se hace acreedor al cinco por ciento de todo lo que invierta nuestro Estado en trabajos de reconstrucción.
Apostilla. El Embajador británico en el Perú, Gavin Cook, muy locuaz aparte de activo en materia de sus relaciones con toda la progresía caviar peruana, es y ha sido incapaz de reunirse con la prensa local ajena a dicha vertiente política.
Actitud que marca una conducta inaceptable. Porque, en medio del escándalo que implica el catastrófico resultado de la ARCC –supervisada por su gobierno, que ha cobrado puntualmente el 5 % sobre los multimillonarios gastos pagados por el Estado peruano- tanto el mencionado embajador como el Foreign Office han dado la callada como respuesta.
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