La canción criolla
Desde hace 70 años, cuando gobernaba el Perú, el presidente Manuel Prado Ugarteche, celebramos cada 31 de octubre el Día de la Canción Criolla. Este año las redes sociales y las distintas plataformas digitales sustituirán a las otrora alegres, festivas y bulliciosas reuniones de las personas que solían celebrar la fecha recordando a viejos y nuevos bardos de la música criolla que con valses de movimientos y decibeles variados cantaban al amor o desamor, o al reclamo por el engaño sufrido.
Nada será igual, por cierto, pero más valdrá hacerlo en la intimidad de nuestros hogares o socializando a través del Internet por recomendaciones obligadas para evitar el contagio del temible coronavirus.
Hoy con mayor intensidad tanto, en el Perú como en el extranjero, nuestros compatriotas estarán gozando de la música criolla, que al oírla generara emociones de altísima identificación con la blanquirroja.
Esta fecha es cuando los peruanos tenemos la ocasión de recordar a las voces, guitarras y compositores más representativos de nuestro acervo musical y cultural. Cómo no gozar con Chabuca Granda, Arturo “Zambo” Cavero, Carmencita Lara, Óscar Avilés, Manuel Acosta Ojeda, Augusto Polo Campos, Luis Abelardo Núñez, Lucha Reyes, Eva Ayllón, a los conjuntos Los Trovadores Criollos, Los Chamas, Fiesta Criolla y tantos clásicos que permanecen en nuestra memoria.
La música criolla surge, en sus orígenes, como una fusión de diferentes formas musicales que vienen de Europa y se mezclan con variantes nuestras, incluso prehispánicas, en los primeros años del siglo pasado, según los estudiosos. De ahí que la música criolla es considerada, por muchos, como música mestiza. En el Perú la historia recoge esta primera celebración: el 31 de octubre de 1944 se iza la bandera peruana en los centros musicales de la época, en Lima y Callao. Y por la noche se llevó a cabo en el Centro Musical “Carlos A. Saco”, en los Barrios Altos, la celebración musical especial con asistencia del presidente Manuel Prado.
Con los años, las celebraciones crecen gracias al entusiasmo y esfuerzo de una agrupación histórica llamada “Guardia Vieja”, liderada por Felipe Pinglo, Filomeno Ormeño, Las Limeñitas, y otros. Ellos y muchos más cultores de la música logran posesionar a la música criolla, empezando por los barrios tradicionales de Lima como el Rímac y los Barrios Altos.
En esos lugares se dan cita quienes aman el criollismo. Son limeños que cultivan estos acordes con pasión existencial. Y son cada vez más, tanto que el fallecimiento de Lucha Reyes una fecha como hoy, precisamente, en 1973, serviría como una especie de termómetro que nos permitió saber cuánto había calado en el alma del pueblo, criollo o no, este género musical.
Y cómo no recordar siempre composiciones como “El Plebeyo” de Felipe Pinglo Alva, “La flor de la canela” y “José Antonio” de Chabuca Granda, “Cariño Bonito” de Augusto Polo Campos, “Madre” de Manuel Acosta Ojeda, Engañada y Ansias del ferreñafano Luis Abelardo Núñez, verdaderas composiciones que retrataron aspectos de la vida social de una sociedad limeña pacata, aristocrática y conservadora de mediados del s. XX o sentimientos de infinita ternura de las personas de la época. Lo criollo en el Perú, a diferencia de otros países de Hispanoamérica, resume ese mestizaje variopinto que trasciende a lo simplemente étnico o racial como solían entender los españoles desde la época de la colonización de América. En sus orígenes, criollos fueron los europeos (principalmente peninsulares) nacidos en el continente americano. Entre nosotros lo criollo se utiliza hoy como adjetivo calificativo para referirnos a la música de la región costa, especialmente, diferenciada de lo andino. Saludo al Día de la Canción Criolla.
Juez Supremo
