La cercanía entre América Latina y Europa

No hay duda de que la próxima cumbre de la CELAC que se realizará en Bruselas será un hito histórico en el acercamiento de dos continentes. No habíamos tenido una reunión de estos alcances entre Europa y América Latina desde el 2015.

Lo que nos llevó a la denominación de Latinoamérica es, precisamente, el aporte europeo a esta parte del sur continente americano. Este va más allá del idioma. De la Iglesia Católica Romana, el Humanismo y corrientes filosóficas germanas, hasta la democracia, son aportes europeos que se han enriquecido con una realidad de contrastes que ofrece nuestro continente.

Ahora es importante tener presente que Europa lucha aún hoy por definir su frontera con el Este; en tanto que no se percibe con la claridad debida que sus límites -sin fronteras- de intereses occidentales están asegurados en América Latina.

A raíz de la guerra en Ucrania, los países de Europa renuevan su concepto antiguo de dependencia por cercanía geográfica con Rusia y retoman el camino en busca de la seguridad estratégica basada en la confianza que genera una cultura compartida, así como valores comunes e intereses complementarios.

Desde el encuentro de las civilizaciones de los dos continentes hace cinco siglos, América pudo enriquecer la alimentación de Europa, así como brindarle oro, plata y otras riquezas. Hoy también nuestro continente le puede proporcionar energía y materias primas en una variedad que lo caracteriza. Por ejemplo, el siempre codiciado cobre que ahora se utiliza masivamente para autos eléctricos; el litio, indispensable para la industria verde que genera ganancias a empresas europeas de alta tecnología; el petróleo o su posible sustituto llamado hidrógeno verde. Además de ello, debemos recordar que en América del Sur existe la reserva de tierras cultivables más extensas del mundo, así como de agua y una enorme biodiversidad.

China va ganando en la región. Es el principal socio de los países latinoamericanos, ello tras el olvido de las potencias occidentales. Hay por esta razón en Sudamérica la tentación de apoyar a los países llamados BRICS que agrupan más de la cuarta parte la población mundial y representan el veinticuatro por ciento del comercio mundial. Con gobiernos algo distanciados de los que se denomina la derecha tradicional.

Es allí donde se puede situar el especial interés de las democracias europeas hacia el Perú, que se ha constituido en un baluarte en la brega por la democracia. Con respecto a los Acuerdos Comerciales, hay que tener en cuenta que el más importante para Europa es Mercosur. El Grupo Andino, que resulta ahora un remanente histórico de buenos propósitos y pocas realizaciones entre países con discrepancias políticas.

En ese contexto es importante ratificar acuerdos bilaterales con Perú, y asegurar cadenas de suministro, inversiones, exportaciones, promoción del turismo, así como encontrar otras formas de colaboración que vayan más allá de lo económico. Como podría ser la asesoría y cooperación a países europeos para resolver el problema de millones de personas de distintas nacionalidades que buscan refugio o el bienestar de la vida en Europa, tema que causa muchas muertes en el Mediterráneo y aqueja al Viejo Continente.

Latinoamérica es un continente en el que europeos fueron bien acogidos, especialmente cuando arreciaron las constantes guerras y conflictos en Europa. Las naciones europeas tienen entonces un compromiso histórico -especialmente Alemania- con los sudamericanos que lucharon tanto por la restauración de la democracia, así como por la no expansión del comunismo en Europa. En ese contexto, junto con los excelentes negociadores que cuenta nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores encabezado por la canciller Ana Cecilia Gervasi, las iniciativas individuales pueden ser importantes para complementar los logros de la diplomacia. Esto lo constaté cuando ejercía el cargo de director general de Europa en el Cancillería y lo veo así hoy como experto en asuntos europeos radicado en Europa.

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