La cleptómana mafia palaciega
La oposición no ha inventado a estos esperpénticos sujetos que medran de su bolsillo, amable lector, alrededor de un círculo vicioso que se ha instalado en torno el todavía presidente Pedro Castillo. Desde esa tal Karelim López, hasta Hugo Chávez; y desde Bruno Pacheco hasta Fray Vásquez Castillo (sobrinísimo del inquilino palaciego), todos son unos impresentables que integran una pandilla conformada bajo un idéntico ADN, dispuestos a poner en práctica el slogan que identifica a Pedro Castillo No más pobres en un país rico. Menos de seis meses después de que Castillo se instale en palacio, por alguna u otra razón todos ellos ya estaban envueltos en capítulos de corruptelas que comprometen claramente al cuestionado jefe de Estado. El episodio de Sarratea, por ejemplo, lo conoció la opinión pública en diciembre; aunque los hechos ya venían ocurriendo desde meses antes. Los estallidos de podredumbre en palacio de gobierno se produjeron de manera simultánea, involucrando a los mismos sospechosos. Lo que revelaría que, desde que Salas Arenas, un comunista que sigue presidiendo el JNE, le concediera el triunfo en la primera y segunda vuelta a Pedro Castillo, esta maquinaria comunista/senderista que le rodea empezó a organizarse apresuradamente. Arrancó conformando una camorra dedicada a robarle al Estado.
Comenzando por el reparto de puestos estratégicos dentro del gobierno –de allí surge aquella docena y media de dantescos ministros y otros cargos claves, relacionados al terrorismo, al hampa y a la obscenidad política- a través de quienes se manipularían licitaciones para beneficiar a intermediarios con quienes compartirían un botín que robarían al país. Es decir a usted, amable lector. Así, chabacana y gangsterilmente, se configuró una trama mafiosa de gente de la peor estofa, dispuesta a cohonestar, sin reparos, los asaltos al Estado que perpetrarían por encargo del régimen que preside Castillo. Pero no tomaron en cuenta que la prensa independiente se encargaría de sorprenderlos con las manos en la masa. Los hechos han sido detalladamente denunciados –con evidencias de videos y registros- ante las autoridades. Específicamente al Ministerio Público.
No obstante, Zoraida Ávalos, la todavía Fiscal de la Nación, pareciera no haber tomado en cuenta semejante hecho de gravedad, a pesar de que fiscales valientes sí se han atrevido a incursionar varias veces en palacio de gobierno, atendiendo denuncias por corrupción que, lamentablemente, no parecen haber sido respaldadas por sus superiores. Este hecho confirma el extremo al cual ha llegado la descomposición del Estado peruano, adonde no sólo el poder Ejecutivo se ha convertido en un antro de cleptómanos, sino que quien está encargada de perseguir el delito no lo hace por intereses políticos o las razones que fuere.
Reiteramos, estos fulanos -hartamente conocidos- que forman parte de aquella argolla de delincuentes que hoy maneja el poder Ejecutivo, no son producto de la imaginación de la prensa opositora ni de los partidos políticos antagónicos al oficialismo. Todos son y han sido escogidos por el clan que lidera Perú Libre de la mano de Vladimir Cerrón y de Pedro Castillo. Esta inmundicia no debe seguir más. ¡Vacancia ya!
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter e Instagram, y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.
