La cobardía de Perú Libre
El congresista Flavio Cruz integra el partido Perú Libre que, gracias a un comunista llamado Jorge Luis Salas Arenas —aún presidente del Jurado Nacional de Elecciones—, llevó al poder a Pedro Castillo y a Dina Boluarte. Cruz sostiene que él y su partido siguen “estudiando la ley que castiga al terrorismo urbano”; pero advierte que votarán en contra porque atenta contra él y Perú Libre. Mientras tanto, diariamente mueren decenas de ciudadanos abatidos por camorras terroristas. Perú Libre, dice Cruz, no está dispuesto a aprobar dicha ley “porque está dirigida contra mí y mi partido”. Y confirma que someterá al Pleno un proyecto sustitutorio, cambiando de título por el de “criminalidad sistemática”.
Su premisa resulta no solo inconstitucional sino pueril: “No podemos ‘hacer’ una ley que terminará afectándonos, porque los miembros de mi partido —y yo mismo— hemos sido acusados reiteradamente de terrorismo.” ¡Congresista Cruz, las leyes no se ‘hacen’! Los congresistas proponen proyectos de ley al Pleno Congresal; estos pasan a comisiones para estudio, donde se decide si son aprobados o desaprobados; finalmente, el Pleno los debate y, en caso se aprueben por mayoría, serán Ley de la República; caso contrario, se archivarán. Hasta acá, señor Cruz, la parte hermenéutica del asunto.
Sin embargo, el argumento que usted esgrime para justificar la demora criminal —que implica dejar pasar días, semanas y/o meses sin promulgar esta norma, prevista para salvar cientos, acaso miles, de vidas, y evitar que más gente quede tullida o acabe muerta en vida por la gigantesca ola criminal— es algo verdaderamente repudiable. Porque alegar, como lo hace, que ni usted ni su partido están “dispuestos a que se utilice la denominación ‘Terrorismo Urbano’, porque ‘pudiera afectar al propio partido y a mí mismo’”, resulta no solo inconstitucional sino prepotente, aparte de perverso. Allá usted si personal/partidariamente se considera aludido por aquello de “terrorismo urbano”. ¡Por algo será! Revise su conciencia y verá que, probablemente, lo está afectando el síndrome del rabo de paja o el de la conciencia sucia. ¡Porque terrorismo es terrorismo acá y en Sebastopol! Consiste, según la RAE, en la “Dominación por el terror”, en su primera acepción; y en la tercera, “actuación criminal de bandas organizadas que, reiteradamente —y por lo común de manera indiscriminada—, pretende crear alarma social con fines políticos”. Precisamente, lo que ejercen aquellos trenes de Aragua —de sus amigos chavistas, que practican el comunismo como ustedes—; o las bandas asesinas que financian a cadenas de prestamistas; sectas de secuestradores, mineros ilegales; narcos y/o a cualquiera de estas mafias muy activas en el Perú, que apelan al sicariato para ejecutar crímenes permaneciendo anónimamente.
Si usted y su partido, señor Cruz, se consideran afectados por lo de terrorismo urbano, no tienen derecho a frenar más la aprobación de una ley lista para su aprobación. ¡Peor aún, amedrentando a la representación nacional para que no la promulgue! Mientras ustedes sigan dilatando su adhesión a esta norma, permanecerán siendo cómplices de este sangriento festín del terrorismo urbano que, por culpa suya, impera en nuestra patria.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, X, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.