La complejidad de la gestión del agua
Por Luis Luján Cárdenas
Este 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua. En Perú, ¿cómo vamos con la denominada gestión integrada de los recursos hídricos?
La definición más aceptada del concepto nos lo expresa la Global Water Partnership: “La Gestión Integrada de los Recursos Hídricos (GIRH) es un proceso que promueve el desarrollo y manejo coordinados del agua, la tierra y otros recursos relacionados, con el fin de maximizar el bienestar económico y social resultante de manera equitativa, sin comprometer la sostenibilidad de los ecosistemas vitales”.
En nuestro país, llevamos 14 años con este modelo de gestión, y se ha avanzado, pero muy poco debido a factores que son comunes y se presentan en otras actividades importantes y sustanciales del Estado, como por ejemplo la seguridad ciudadana, la informalidad, la corrupción, el desempleo, la pobreza, etc.
Y es que nuestros actores políticos, primero, la mayoría no tienen nivel de estadista, son personajes improvisados, que de la noche a la mañana tienen en sus manos el destino de la nación. Y si no hay estudios superiores y especializados, además de buenos asesores y de conocer la realidad nacional, no se puede gobernar. El agua es una especialidad, al igual que el medio ambiente; la política, también lo es, es ciencia compleja que no se aprende en un partido o movimiento político, sino en la universidad durante cinco años: politología.
Dos, el Estado es sumamente débil en todos sus aspectos, especialmente en construir gobernanza, y la corrupción es una inmensa bola de hierro encadenada a sus piernas, desde hace 200 años. Es un monstruo que crece a costas del dinero del pueblo. En el caso del agua, hay múltiples instituciones que superponen funciones, en un enmarañado marco normativo, con poco presupuesto y personal escaso de capacitación.
Tres, no hay conciencia colectiva sobre la importancia de la ciencia, para establecer políticas correctas. No se puede gobernar sobre lo que no se conoce. Si queremos recuperar, por ejemplo, un lago contaminado, debemos saber sobre su geología, hidrología, climatología, efecto del cambio climático, servicios ecosistémicos, influencia socioecológica, marco normativo, historia, contaminantes, opinión de la población, etc., caso contrario, seremos incapaces de establecer políticas, estrategias, planes, programas, etc., correctos y adecuados para cuidarlo, mantenerlo y protegerlo.
Cuatro, para solucionar un problema social, económico, político, jurídico, educativo o medio ambiental, es necesario el aporte de todos: Estado, sector empresarial, instituciones privadas, comunidad organizada, cooperación internacional, etc. El trabajo público es conjunto y casi obligatorio, como lo hacían los incas, conocimiento ancestral que no lo rescatamos.
Y, por último, la gestión del agua, no solo debe ser integrada, sino también científica y humana, con sentido de justicia social, considerando a la naturaleza como a una madre.
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