La comunidad internacional tiene que actuar
Continúa, el mundo, siendo testigo de las atrocidades que acontecen en el Medio Oriente y en muchas otras latitudes, y que sirven de fuente de inspiración de los analistas políticos y, particularmente, de estudiosos de la política internacional cuando producen sus artículos periodísticos, mediante los cuales demuestran lo bien informados que están, con los datos que consignan en sus comentarios, pero se quedan únicamente haciendo un diagnóstico de los hechos derivados de los conflictos bélicos; pues, lo que se requiere, y con urgencia, es proponer soluciones a fin de que pare la muerte de inocentes niños, jóvenes y adultos que claman por vivir en paz, alejados del temor de verse expuestos a tener que morir, por la inhumana decisión de algunos gobernantes de aquellos países que, directa o indirectamente, son los que tienen en sus manos el control del funcionamiento de la sociedad internacional.
Dentro de las últimas informaciones que la prensa internacional nos da a conocer, aparece una que termina siendo reiterativa cuando, nuevamente, se consignan hechos que parecen sacados de una novela de terror, al narrar actos inhumanos que, en el presente siglo, terminan siendo totalmente inexplicables y, por cierto, evidentemente inaceptables, al no poder generar una reacción de parte de los entes gubernamentales que tienen el liderazgo de los Estados alrededor del mundo.
Resulta desconcertante comprobar la inoperancia e ineficacia de las Naciones Unidas para lograr poner coto al avance del incremento de los conflictos interestatales; dando lugar, en cambio, a que se encuentren justificaciones para incrementar el aporte, en materia armamentista, de los países integrantes de la OTAN, para contribuir con la acción bélica del conflicto entre Ucrania y la Federación Rusa, en apoyo de uno de ellos; así como también a los “disparos de advertencia”, reconocidos por Israel, contra miles de palestinos que se encontraban a la espera de la ayuda humanitaria que se tenía programada y debía llegar al norte de Gaza, transportada por camiones especiales; “disparos” que, por tercera vez, en esta oportunidad dieron muerte a más de 80 personas hambrientas de comida y de paz, además de 150 heridos, que se suman a los más de 60 000 muertos palestinos que los países que manejan el mundo no tienen, parece ser, el menor interés de poner fin a estos conflictos, en los que los fabricantes de los artículos bélicos son los que siguen incrementando sus ganancias, con el apoyo inhumano de los gobernantes que se lo permiten.
Las “fuerzas de paz”, integradas por milicias procedentes de países no intervinientes en estos conflictos; posesionadas en lugares estratégicos que, como intermediarios en las líneas de combate, controlen para que no se continúe con el desproporcionado enfrentamiento, en el que se evite que la búsqueda de la paz sea solamente teórica, en la medida que termine siendo una “paz impuesta por el más fuerte”, puede ser una de las alternativas viables para evitar que se continúe con este macabro e inhumano desparramamiento de sangre de víctimas inocentes.
Una propuesta de paz que se imponga a uno de los países en conflicto (generalmente, al más débil), será una “paz mentirosa” en la que alguna gran potencia termina siendo la más interesada en conseguirla de esa forma; pues, lo que pueden ser “sus buenas intenciones”, se verán evidenciadas con el provecho que puedan obtener de haberlo conseguido de esa manera.
Pues, desde la Carta de las Naciones Unidas, pasando por la variedad de normas o tratados internacionales que se han venido produciendo a lo largo de estas últimas décadas, con miras a garantizar la convivencia pacífica internacional, han quedado solo en el papel; pues, así como en lo interno de los países, en la sociedad internacional, son los factores de poder los que terminan por imponerse y por ser el motor que mueve las relaciones entre todos los Estados del mundo.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, X, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.