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La conspiración y el relato

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Fecha Publicación: 03/04/2023 - 22:10
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Desde que hubo comunidad política, léase tribu, existió la conspiración. La independencia de América hispana fue producto de las negociaciones entre liberales desencantados por el absolutismo de Fernando VII con las logias masónicas europeas, las que lograron comprometer el financiamiento inglés a Francisco de Miranda, luego traicionado por Bolívar para quedarse con el liderazgo.

Conspiraron los servicios secretos de Alemania para financiar la labor de agitación de un ruso llamado Vladimir Ilich Uliánov, luego conocido como Lenin. No es extraño que, bajo el impulso de Chávez y de Lula, la cara bolivariana del comunismo haya conquistado a gran parte de países centroamericanos, primero, y luego a la mayoría de sudamericanos, pervirtiendo primero a sus clases políticas con Odebrecht y similares, promoviendo después la franquicia de la asamblea constituyente manipulada. Conspiran Evo, Petro, AMLO y Boric, para doblegar al Perú, y así poder disponer de sus riquezas naturales pues el socialismo latinoamericano, al no crear riqueza, necesita un reemplazo del petróleo venezolano y del gas boliviano.

Fue relativamente fácil difundir nacionalismo en el siglo XIX o exigir la paz luego del desastre de Lagos Masurianos, lo difícil es promover socialismo cuando está absolutamente demostrado que siempre empobrece pues, al despreciar las elementales reglas de la economía y supeditar a la necesidad política las decisiones que deben motivarse técnicamente, acaba perjudicando a las clases sociales que dice representar, sumergiéndolas en la miseria y forzando el exilio de la juventud.  Para lograr “vender” un pésimo producto es imprescindible un buen relato.

Hacer socialismo requiere desarrollar un relato político conveniente, victimizar a un imaginario Castillo que jamás dio un golpe ni robó; resaltar los defectos de la sociedad para ofrecer la esperanza de una diferente, pletórica de justicia y equidad; lograr adelantar las elecciones generales en las mismas condiciones que permitieron llegar al candidato de Perú Libre a Palacio de Gobierno y, si nadie se da cuenta, postergar la elección congresal a la segunda vuelta presidencial para asegurar la mayoría parlamentaria en favor del candidato izquierdista, evitando que el futuro Congreso vuelva a bloquear la instauración del socialismo bolivariano.

Es imprescindible capturar los resortes del poder político con una “nueva” constitución que diluya y la reemplace con una democracia funcional de origen fascista; para eso se necesita comprometer con dinero a los medios periodísticos y a la cúpula militar, así como atemorizar a los elementos independientes de la judicatura, de la academia y del empresariado. La conspiración está nuevamente en marcha, aprenderá de sus errores y aplicará todas sus fortalezas, desde el informe de la CIDH hasta la demolición de sus opositores.

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