La costra budista o fijarse en lo que no es importante
El budismo narra la historia de un hombre que, tras ser herido por una flecha, insiste en conocer todos los detalles sobre su agresor y el arma antes de permitir que le quiten la flecha y traten su herida. En las próximas líneas, exploraremos cómo la corrupción, actuando como una “costra budista”, manipula la atención pública con preguntas y distracciones, desviando así el enfoque de la sociedad de los verdaderos problemas que la aquejan.
En un mundo ideal, o al menos sano, la atención de una sociedad estaría enfocada en sus problemas más apremiantes; sin embargo, la realidad muestra que, en nuestro querido Perú, nos dejamos distraer por cuestiones triviales mientras ignoramos graves problemas. Esta actitud de centrarse en lo secundario mientras lo esencial queda sin atender se puede denominar “la costra budista”. Esta metáfora se aplica a la tendencia de algunos grupos a focalizarse en detalles menores, ignorando problemas críticos como la corrupción.
La corrupción actúa como un veneno, deteriorando instituciones, erosionando la confianza pública y obstaculizando el desarrollo. Los corruptos, conscientes de que su supervivencia depende de la inacción del público, utilizan diversas tácticas para desviar la atención. Y claro que señalar la corrupción ajena para distraer la atención de la propia funciona muy bien en una sociedad en la que prácticamente nada escapa a la podredumbre. La mafia caviar se ha especializado en esta estrategia: inundar el espacio público con preguntas y temas secundarios que mantengan distraída a la población.
Indigna ver tanta sinvergüencería que, según la Contraloría, la corrupción y la inconducta funcional habrían ocasionado pérdidas por S/ 24, 268 millones en el 2023; ojo, solo ese año. Además de detectar más de 1,879 obras paralizadas a nivel nacional, mientras que en la Región Callao hallaron equipos médicos inoperativos valorizados en S/ 12 millones. También en otras regiones, adelantos de pagos sin fianza y pagos fantasmas.
No podemos olvidarnos de las famosas consultorías innecesarias y ahora, para colmo, un medio periodístico dominical denuncia que los congresistas Flor Pablo y Pasión Dávila usan recursos del Estado para “actividades proselitistas” en semana de representación, gastando dinero de todos los peruanos en viajes, hoteles y viáticos.
En estas circunstancias, algo que le resulta muy cómodo a la gran corrupción es la burocracia excesiva. Preguntas interminables, procedimientos innecesarios y trámites laberínticos sirven para desgastar a quienes buscan justicia o transparencia. Cada pregunta o requerimiento adicional actúa como una barrera que protege a los corruptos, desviando la atención y retrasando las soluciones. Claro que, si el blanco es un miembro del enemigo, todo sale de inmediato, como hemos visto con la suspensión exprés de la fiscal Benavides y el allanamiento y prisión del hermano de la presidenta y su abogado, mientras otros se pasean disfrazados de ovejas cuando son tremendos lagartos.
Los corruptos a menudo recurren a la desinformación para generar confusión. Al inundar el espacio informativo con datos falsos o irrelevantes, logran que la verdad se pierda en un mar de distracciones. Las preguntas erróneas o las teorías conspirativas desvían la atención de los problemas reales y complican la acción efectiva contra la corrupción.
Las consecuencias de esta costra budista son muy graves. La energía del activismo se diluye en cuestiones menores, reduciendo la presión sobre los corruptos. Se erosiona la confianza pública, reforzando la percepción de ineptitud o negligencia en el manejo de problemas reales, minando la confianza en las instituciones. Todo esto mientras la atención se desvía y los corruptos continúan sus actividades ilícitas sin enfrentar consecuencias, perpetuando el ciclo de corrupción.
Se hace indispensable una ciudadanía bien informada y educada que sea menos susceptible a distracciones y capaz de centrarse en sus propias demandas sociales. También es necesario promover la transparencia a fin de reducir la capacidad de los corruptos para desviar la atención. La rendición de cuentas y el acceso a la información son cruciales.
En conclusión, tomemos la enseñanza de la parábola de la flecha envenenada que señala la importancia de centrarse en lo esencial. En un contexto de corrupción como el que vivimos, es vital reconocer y superar la “costra budista” fomentada por la mafia caviar que medra a costa del Estado. Al mantener el enfoque en los problemas críticos y resistir las distracciones, podremos enfrentar eficazmente la corrupción y avanzar hacia un futuro más justo y transparente.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.