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La crisis de los partidos políticos y el desafío democrático

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Fecha Publicación: 25/11/2024 - 23:01
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El doctor Lamas Puccio ha señalado en EXPRESO que la política partidaria, columna vertebral de cualquier democracia, atraviesa una crisis sin precedentes en nuestro país. Los partidos políticos, que deberían ser pilares de representación y servicio, se han convertido en estructuras huecas que facilitan la corrupción y el abuso de poder, debilitando la confianza ciudadana y poniendo en riesgo la estabilidad democrática.
Una de las principales causas de esta crisis es el desprestigio creciente de los partidos. La corrupción, el nepotismo y la falta de transparencia han envuelto a estas agrupaciones en un manto de desconfianza. En lugar de servir a la ciudadanía, han sido utilizados como herramientas para la impunidad y el enriquecimiento ilícito. Líderes políticos han cometido actos dolosos bajo el amparo partidario, dejando un sistema erosionado y desacreditado.
Además, los partidos han perdido su esencia doctrinaria. Muchos son ahora simples cascarones que funcionan como plataformas para intereses individuales. La ausencia de democracia interna y la falta de transparencia en sus procesos han permitido la participación de candidatos con antecedentes cuestionables, reforzando la percepción de que la política es un espacio de oportunismo y no de servicio.
El exceso de partidos también es preocupante. La facilidad con la que se crean nuevas agrupaciones ha resultado en una proliferación desordenada de opciones, que en lugar de fortalecer la representatividad, generan confusión en el electorado y dificultan la gobernabilidad. Por ejemplo, la inscripción de más de 60 partidos para una sola elección refleja un desbalance que debilita la democracia.
Frente a esta situación, es crucial implementar reformas estructurales que garanticen la transparencia y el compromiso ético. Los órganos de control electoral deben ser más rigurosos en la fiscalización de partidos e integrantes, verificando antecedentes y aplicando filtros éticos que aseguren la idoneidad de los aspirantes.
Asimismo, es necesario renovar los partidos tradicionales, exigiendo mayor institucionalidad y centrando sus esfuerzos en valores democráticos y el servicio público. Los intereses personales o partidarios deben quedar fuera para recuperar legitimidad y confianza ciudadana.
El desafío es urgente. La democracia necesita protegerse de quienes buscan usarla como fachada para intereses espurios. Reconstruir partidos sólidos y creíbles es esencial para sostenerla. Sin ellos, el autoritarismo podría avanzar en un terreno fértil. El futuro de nuestra nación depende de fortalecer los partidos políticos, devolviéndoles su rol como defensores del bien común y promotores de una sociedad más justa.

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