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La crisis sigue vigente

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Fecha Publicación: 19/02/2023 - 22:45
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La disminución de los bloqueos, manifestaciones violentas y de muertos ha originado que un sector de la ciudadanía y de los opinólogos afirmen que el violentismo se ha agotado, y que, con excepción de Puno y Madre de Dios, el resto del país está en calma. Y si bien es cierto que las promocionadas “toma de Lima” y el paro indefinido de la CGTP fracasaron, y sobre todo no se han alcanzado ninguno de los objetivos claves: Dina Boluarte sigue en Palacio, el Congreso no se ha disuelto, Castillo sigue preso y la Constituyente no avanza, creo que todavía es prematuro declarar la victoria. Es que el verano nunca ha sido una buena temporada para este tipo de movilizaciones sociales.

Asimismo, con el elevado porcentaje de la ciudadanía que tiene que ganarse sus frejoles con el trabajo diario y la ciudadanía ya está harta de tanta violencia e inseguridad. Es por ello que en diversas ciudades importantes la propia ciudadanía ha salido a enfrentarse con los violentistas. Es que es obvio que no hubo un buen diagnóstico de parte de los violentistas y deben de haber pensado que si solo han transcurrido poco más de dos años desde que Merino tuvo que abandonar palacio de gobierno con solo dos muertos y en menos de una semana, ¿por qué Boluarte resiste con 60 muertos? Es que se trata de dos situaciones distintas: mientras que en la primera había una alianza entre los grandes medios, los caviares y una parte del empresariado, actualmente el Congreso no se atreve a vacar a Boluarte porque se quieren quedar todos. Además los poderes fácticos también la están apoyando porque una eventual salida suya generaría mayor inestabilidad, y la ciudadanía ya está cansada y solo pide estabilidad. Mientras que la falta de liderazgo de las protestas no solo dificulta el diálogo, sino que no hay quien dé la cara por las protestas, lo cual desincentiva a los movilizados. Sin embargo sería una ingenuidad afirmar que la crisis ha concluido. Ya que es probable que retorne en el segundo trimestre, o cuando se presente una chispa que pueda volver a incendiar la pradera. Pero en esa eventualidad se tendrían que cambiar los objetivos y los lemas. Ya no se podría seguir con el “Dina asesina” y con demandas que son irrealizables y que no generan mayor interés. Se tendría que regresar a temas como el alza del costo de vida, especialmente alimentos y combustibles; la falta de empleo, ayudas para la reactivación económica para lograr un mayor crecimiento, etc.

Asimismo, resulta necesario que las movilizaciones tengan líderes que den la cara, que realmente tengan liderazgo y que puedan negociar frente al Gobierno. Y en ese momento se produciría una división entre los violentistas que buscan generar más caos y que tienen objetivos claramente políticos (referéndum, Constituyente, nueva Constitución); y aquellos que solo desean trabajo y estabilidad. Asimismo, el Pleno del Congreso aprobó que en la Comisión de Constitución se debatan los proyectos de adelanto de elecciones. Pero como no se amplió la legislatura, los debates se reanudarían a partir de marzo. Y como la siguiente legislatura se inicia en julio, y eventualmente podría aprobarse la segunda votación de la reforma. Por lo que, tal como están ahora las cosas, las posibilidades de que las elecciones pudieran ser este año son casi nulas. Y, en el mejor de los casos, y si se lograra contar con los 87 votos, se podría apuntar a las elecciones el 2024, caso contrario habría que esperar hasta el 2026, aunque dudo que Boluarte dure hasta dicha fecha.

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